Dilema inesperado para Mariano Rajoy en la joya de la corona del Partido Popular, la Alcaldía de Madrid. A corto plazo se tienen que decidir las candidaturas para la sucesión de Ana Botella quien no optará a un segundo mandato. Lo tiene asumido la alcaldesa, su círculo familiar y personal y el propio partido.
De manera sigilosa Mariano Rajoy mantuvo recientemente un encuentro con Esperanza Aguirre para abordar esta cuestión en la que no se avanzó en ninguna dirección. Las encuestas que tiene el partido, así como las que se han realizado, colocan a Esperanza Aguirre como una fuerte candidata. Todo este escenario sin embargo se complicó, y quizás frustró.
La decisión de la Audiencia de Madrid de calificar como delito -en lugar de falta leve como pretendía el juez- el incidente de tráfico de Esperanza Aguirre en la Gran Vía de Madrid abre serias incógnitas para su futuro político. Complica además la elección de candidaturas para la Alcaldía de Madrid y la Comunidad de Madrid.
No parece probable que una sentencia desfavorable a Esperanza Aguirre pudiera suponer su inhabilitación para un cargo público al tratarse de un hecho menor. Pero el proceso va a durar meses, lo que coloca al Partido Popular en el riesgo de poner al frente de una candidatura a alguien que podría resultar condenada por un delito, por muy leve que éste sea.
El desplante y fuga de Esperanza Aguirre ante la Policía Municipal cobró así una dimensión no esperada al investigar la Justicia a la expresidenta de la Comunidad de Madrid por un posible delito de desobediencia grave, y no por una simple falta, en relación con la fuga que protagonizó el 3 de abril. Unos agentes de la llamada Policía de Movilidad se disponían a multarla por haber estacionado el coche en pleno carril bus del centro de Madrid mientras iba a sacar dinero del cajero. En el auto por el que estima el recurso de la acusación y corrige al juez y al fiscal que pretendían limitar el enjuiciamiento al de una falta, la Audiencia Provincial destaca la actitud "contumaz, rebelde y terminante" que -según el parte de la Policía-, Esperanza Aguirre mostró al negarse a cumplir los mandatos de los agentes.
El tribunal subraya cómo Esperanza Aguirre acompañó su desobediencia con “expresiones de menosprecio hacia los agentes” que “lesionaron su dignidad”. Los jueces se refieren al momento en que la expresidenta replicó a los policías urbanos: "¿Qué pasa? ¿Bronquita y denuncia? Venís porque soy famosa. Tienes la placa. Denuncia al vehículo”. Dicho lo cual, se metió en su Toyota blanco, arrancó y aceleró obligando a un agente a apartarse unos metros y derribando la moto de otro. Hubo persecución, pero ella no paró hasta casa. Esperanza Aguirre deberá declarar como imputada y, seguramente, sentarse en el banquillo. El delito del que se le acusa se castiga con seis meses a un año de cárcel.
En su cuenta de Twitter, Esperanza Aguirre afirmó que el auto de la Audiencia Provincial "no dice, ni mucho menos, que el incidente del coche sea delito". Se declaró además "encantada" de acudir al juez cuando le llame a declarar. Pero este asunto mina su credibilidad con la presión de un calendario que avanza para la toma de decisiones por parte de Mariano Rajoy. Lo que era una hipótesis, y a la vez rumor insistente -que destacó Hechos de Hoy-, se convirtió en posibilidad. Soraya Sáenz de Santamaría podría ser la alternativa a Esperanza Aguirre y la candidata del Partido Popular. Su salida abriría una segunda minicrisis, tras la de Miguel Arias Cañete, perdiendo además Mariano Rajoy su colaboradora más directa. Es el asunto que hierve en La Moncloa.