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Una mezcla de presión comercial y política. (Foto: @Samsung)

LAS NUEVAS TENDENCIAS

El comienzo de la migración de las empresas globales de China al escenario de Altasia

La gran cuestión que observa y preocupa al Partido Comunista de China (PPCh). Las empresas globales están comenzansu migración de China a Altasia. El nuevo escenario económico y geopolítico, un revés para las expectativas de la economía china.

Hechosdehoy / José Gustavo Vidal

Analistas y mercados estan muy pendientes del nuevo escenario geopolítico que está emergiendo, la migración de empresas de China al escenario denominado como Altasia.

La región denominada como Altasia se extiende en forma de media luna desde Hokkaido, en el norte de Japón, pasando por Corea del Sur, Taiwán, Filipinas, Indonesia, Singapur, Malasia, Tailandia, Vietnam, Camboya y Bangladesh, hasta Gujarat, en el noroeste de la India.

Para analistas de The Economist, ante la presión comercial y política, las empresas extranjeras están empezando a mirar más allá de China para buscar crecimiento.

La mano de obra china ya no es tan barata. Entre 2013 y 2022 los salarios manufactureros se duplicaron hasta una media de 8,27 dólares por hora. E inquieta el desacoplamiento tecnológico entre Beijing y Washington. Ha obligado a los fabricantes de productos de alta tecnología, como los relacionados con semiconductores avanzados, a reconsiderar su dependencia de China.

Entre 2020 y 2022, el número de empresas japonesas que operan en China se redujo de unas 13.600 a 12.700, según la firma de investigación Teikoku Databank.

Sony planea trasladar de China a Tailandia la producción de las cámaras que vende en Japón y Occidente.

Samsung, empresa surcoreana, ha reducido su plantilla china en más de dos tercios desde el máximo alcanzado en 2013.

Dell, fabricante estadounidense de ordenadores, pretende dejar de utilizar chips fabricados en China para 2024.

Dell, Samsung y Sony buscan un conmjunto de economías asiáticas que presenta una alternativa formidable. el escenario de la Altasia

Es el escenario y región desde Hokkaido, en el norte de Japón, pasando por Corea del Sur, Taiwán, Filipinas, Indonesia, Singapur, Malasia, Tailandia, Vietnam, Camboya y Bangladesh, hasta Gujarat, en el noroeste de la India.

Es una región desde la alta cualificación de Japón hasta los bajos salarios de la India. Supone una útil división del trabajo: unos fabrican componentes sofisticados y otros los ensamblan en aparatos acabados.

En Altasia, la población colectiva en edad de trabajar de 1.400 millones de personas empequeñece incluso a los 980 millones de China.

En Altasia viven 154 millones de personas de entre 25 y 54 años con estudios superiores, frente a los 145 millones de China.

En muchas partes de Altasia los salarios son considerablemente más bajos que en China. Los salarios manufactureros por hora en India, Malasia, Filipinas, Tailandia y Vietnam son inferiores a 3 dólares, alrededor de un tercio de lo que piden ahora los trabajadores chinos

Y la región ya es una potencia exportadora. Sus miembros vendieron a Estados Unidos mercancías por valor de 634.000 millones de dólares en los 12 meses anteriores a septiembre de 2022, superando los 614.000 millones de China.

Altasia también se ha integrado más económicamente. Toda ella, salvo India, Bangladesh y Taiwán, ha firmado la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, que también incluye a China).
Al armonizar las normas de origen entre los diversos acuerdos comerciales existentes en la región, el pacto ha creado un mercado único de productos intermedios. Esto, a su vez, ha aliviado las barreras normativas de las complejas cadenas de suministro que atraviesan varios países.

La mayoría de los países de Altasia son miembros del Marco Económico Indo-Pacífico, una nueva iniciativa estadounidense. Brunei, Japón, Malasia, Singapur y Vietnam pertenecen al Acuerdo General y Progresivo de Asociación Transpacífico (CPTPP), que también incluye a Canadá, México y varios países sudamericanos.

Ya existe un modelo de economía altasiana, de las empresas japonesas que llevan décadas construyendo cadenas de suministro en el Sudeste Asiático.

Corea del Sur ha seguido su ejemplo.

En 2020, el total de inversiones directas de empresas surcoreanas en Brunéi, Camboya, Indonesia, Laos, Malasia, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam -que junto con la inestable Myanmar forman la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN)- y Bangladesh alcanzó los 96.000 millones de dólares, superando por poco a las inversiones coreanas en China.

Samsung es el mayor inversor extranjero en Vietnam. El año pasado, Hyundai, un fabricante de automóviles surcoreano, abrió su primera fábrica en Asia, fabricando vehículos eléctricos en Indonesia.

Ahora son más las empresas no altasiáticas que se fijan en la región, a menudo a través de sus contratistas taiwaneses.

Las taiwanesas Foxconn, Pegatron Wistron, que ensamblan aparatos para Apple, entre otras, están invirtiendo mucho en fábricas indias.

Se espera que el porcentaje de iPhones fabricados en la India aumente de uno de cada 20 el año pasado a quizá uno de cada cuatro en 2025.

Dos universidades taiwanesas se han asociado con Tata, un conglomerado indio con ambiciosos planes en la fabricación de alta tecnología, para ofrecer cursos de electrónica a trabajadores indios.

Google está trasladando la producción subcontratada de sus últimos teléfonos inteligentes Pixel de China a Vietnam.

La fabricación más sofisticada, especialmente de semiconductores geopolíticamente delicados, también se está trasladando a Altasia.

Malasia ya exporta alrededor del 10% de los chips del mundo en valor, más que Estados Unidos.

Qualcomm, fabricante estadounidense de chips “sin fábrica”, que vende diseños de microprocesadores para que otros los fabriquen, abrió su primer centro de investigación y desarrollo en Vietnam en 2020.

La gran ventaja de China ha sido históricamente su vasto mercado único, unido a una infraestructura decente, donde se podía añadir valor sin que los proveedores, los trabajadores y el capital tuvieran que cruzar las fronteras nacionales.

Para que Altasia pueda rivalizar realmente con China, su cadena de suministro tendrá que estar mucho más integrada y ser más eficiente.

Altasia no sustituirá a China pronto. Pero con el tiempo es probable que China resulte menos atractiva para los fabricantes extranjeros.

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