En el Partido Popular (PP) se sabe muy bien quién es Soraya Sáenz de Santamaría y quién es Pablo Casado. Pero fuera de esta organización política hubiera sido relevante el cara a cara entre ambos candidatos. Hubiera esclarecido para simpatizantes y votantes un debate que concierne a España.
Lo interesante sobre todo de este congreso exprés se centra en que emerge un Partido Popular -independientemente de los resultados- sin tutelajes políticos. Una situación inédita, y positiva, como nunca existió en la derecha en España. No será un partido por tanto ni de José María Aznar ni de Mariano Rajoy.
El expresidente Mariano Rajoy fue claro y rotundo en su discurso del viernes 20. Llamó a la responsabilidad, a la moderación y la prudencia, y a la política como servicio a los intereses generales de la sociedad y amor a España. Lo dijo todo y rechazó las leyendas urbanas de pactos para excarcelar a etarras. Hay que recordar que el equipo de Pablo Casado distribuyó un comunicado en el que se acusó a Soraya Sáenz de Santamaría de excarcelar etarras. Mariano Rajoy negó de plano todos estos infundios.
En los discursos de este sábado 21 se ha asistido a un combate personal. Un combate con morbo. Atención a que los compromisarios, que son los árbitros de este duelo, son quienes deciden por lo tanto. Y lo hacen, por lo que se ha visto, por revancha o por simpatía. Estas primarias sin embargo dejan abierto un gran interrogante que va pesar en la historia inmediata del partido.
¿Por qué siete exministros se unieron en un almuerzo contra Soraya Sénez de Santamaría? ¿Por qué existe este clima de venganza y odio? Las respuestas en los próximos días son importantes en todas las direcciones gane cualquiera de los dos candidatos.