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¿Puede la salud digital o e-health ayudar a superar estos retos o lo hace más difícil? (Foto: Tumisu/Pixabay)

¿Puede la salud digital o e-health ayudar a superar estos retos o lo hace más difícil? (Foto: Tumisu/Pixabay)

SALUD, EQUIDAD Y GÉNERO

¿La digitalización puede cerrar brechas de acceso a la sanidad?

La desigualdad y las discriminaciones de género afectan a la salud de las mujeres, tanto en términos de acceso a los servicios sanitarios como en términos de vulnerabilidad y exposición a las enfermedades.

Hechosdehoy / Hechos de Hoy / UN / UOC

Las diferencias entre hombres y mujeres tienen un impacto significativo en la salud, tanto desde un punto de vista biológico como bajo una perspectiva de género. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud de mujeres y niñas es motivo de especial preocupación porque en casi todas las sociedades tienen que hacer frente a discriminaciones y barreras socioculturales, como la desigualdad en las relaciones de poder entre hombres y mujeres, la experiencia de la violencia física, sexual y emocional o un enfoque de salud centrado solamente en el rol reproductivo de las mujeres.

Pero ¿cómo afectan los sesgos de género al diseño, las recomendaciones y la implementación de políticas y educación sanitarias? ¿Qué retos plantean estos y otros sesgos para el acceso a los servicios de salud? ¿Puede la salud digital o e-health ayudar a superar estos retos o lo hace más difícil? Estas fueron algunas de las cuestiones abordadas en el seminario web Exploring the nexus between health, equity, and gender, organizado por el clúster global de universidades del objetivo de desarrollo sostenible 3, liderado por la UOC a través del eHealth Center, y la Asociación Internacional de Universidades (IAU, por sus siglas en inglés).

Moderado por Gemma Marfany, profesora de Biología y Genética de la Universidad de Barcelona, el seminario web contó con la participación de Lídia Arroyo, socióloga e investigadora del grupo de investigación Género y TIC de la UOC; Edward Bichetero, responsable técnico sénior de ciencia de datos e informática del programa Monitoring and Evaluation Technical Support de la Universidad de Makerere (Uganda); Hannah Dahlen, profesora de Obstetricia y líder de obstetricia de la Universidad de Sídney Occidental (Australia), y Retna Siwi, miembro de la División de Salud Pública de la Universidad Gadjah Mada (Indonesia).

Además, durante el seminario también compartieron sus impresiones Hilligje van't Land, secretaria general de la Asociación Internacional de Universidades, y Marta Aymerich, vicerrectora de Planificación Estratégica e Investigación de la UOC y presidenta ejecutiva del eHealth Center. 

"La idea de iniciativas como la Asociación Internacional de Universidades y el eHealth Center es crear una red de conocimiento de diferentes partes del mundo que reconozca la importancia de la diversidad. Este tipo de asociaciones tienen el potencial de impulsar la innovación, la transformación y el saber colaborativo", señaló Van't Land.

"La igualdad de género es muy importante en la salud, es probablemente uno de los factores más importantes de nuestro tiempo en relación con el acceso a servicios sanitarios de calidad. Debemos apostar por una transformación cultural que nos ayude a esquivar los sesgos de género, conscientes e inconscientes, en la salud", añadió Aymerich.

Estas son, según los expertos, las claves en la relación entre igualdad de género, equidad, acceso a los servicios sanitarios y salud digital.

1. La desigualdad de género afecta a la salud de las mujeres

Aunque los factores socioculturales varían mucho entre países e incluso dentro de un mismo territorio, la desigualdad y las discriminaciones de género afectan a la salud de las mujeres, tanto en términos de acceso a los servicios sanitarios como en términos de vulnerabilidad y exposición a las enfermedades. En el caso concreto de Indonesia, Retna Siwi puso el ejemplo de cómo los roles sociales de género impactan en el acceso a la salud. Las mujeres, encargadas del bienestar doméstico, no priorizan sus tratamientos por sus responsabilidades domésticas y se sienten egoístas si ponen sus necesidades por delante de las de su familia.

"Es importante mejorar el conocimiento sobre cómo los roles de género que interiorizamos de pequeños afectan de forma diferente a la exposición a las enfermedades de hombres y mujeres. Además, la investigación de enfermedades y posibles tratamientos debe tener más en cuenta las diferencias entre géneros, así como entre diferentes grupos étnicos, edades y grupos sociales", explica Lídia Arroyo. "Es importante afrontar la desigualdad para mejorar la salud", añade.

2. Lecciones de la pandemia para las próximas crisis

Las mujeres han sido en muchos sentidos las grandes cuidadoras durante los últimos dos años de pandemia. Por un lado, experimentaron un incremento de las cargas domésticas que, en muchos casos, afectó a su carrera profesional y a su salud, tanto física como mental. Por otro lado, muchos de los empleos más expuestos a la COVID-19 (muchos de ellos considerados esenciales durante los primeros confinamientos) han sido trabajos con una importante presencia femenina, como los del sector de los cuidados y el sanitario o los de atención al público.

"En muchos sentidos, las mujeres han sido abandonadas durante la pandemia y eso está teniendo y tendrá consecuencias durante años en su salud física y mental y en el desarrollo de los niños", señala Hannah Dahlen. "Tenemos que ser efectivos a la hora de extraer lecciones de la pandemia para poder afrontar las nuevas crisis de este tipo que vendrán en el futuro, ya sean motivadas por enfermedades emergentes o por los impactos del cambio climático", añade.

3. La salud digital para cerrar la brecha de acceso

La tecnología y las redes de comunicación móviles han permitido el auge de la atención sanitaria digital y en remoto en los últimos años. Estas herramientas pueden servir para ampliar el acceso a la salud, reducir los costes de hacerlo y cerrar la brecha de género y la desigualdad. 

"La salud digital puede tener un gran impacto en el acceso a la salud, aumentando las oportunidades y reduciendo los costes del acceso", afirma Edward Bichetero. "En todo caso, la salud digital debe servir solo para amplificar y reforzar nuestros sistemas de salud, pero no para sustituirlos. No debemos dejar de lado la inversión en personal sanitario y en infraestructuras, que es lo verdaderamente importante", concluye. 

Los expertos coinciden en que la implementación de la salud digital también presenta desafíos a los que debemos dar respuesta. Por ejemplo, la salud digital podría implicar externalizar parte de los costes a las familias, si tienen que pagar por los dispositivos electrónicos y el acceso a la red, o podría acentuar las brechas relacionadas con las habilidades digitales, por lo que se puede correr el riesgo de dejar de lado a la población más vulnerable.

Además, al reducir la interacción visual y limitar las microconversaciones, se puede ver afectado el nivel de confianza que se crea entre paciente y profesional sanitario. Y el uso diferencial que hombres y mujeres hacen de internet y otros sesgos motivados por factores socioeconómicos, geográficos, de edad, de género o de nivel de estudios deben tenerse en cuenta en el diseño y en la implementación de intervenciones de salud digital. Superar estas brechas es un reto global.

"Por último, en relación con la salud digital, debemos hacer un gran esfuerzo para asegurar la calidad de la información disponible en internet, asegurar que sea científicamente correcta", afirma Retna Siwi. "Es también necesario educar a mujeres y hombres para que puedan discernir la calidad de la información y tengan más pensamiento crítico, lo que además ayudará a los hombres a reconocer las cargas y las barreras que afectan a las mujeres", añade.

"La salud digital, si se centra en las personas, puede ayudar a disminuir los riesgos asociados a la desigualdad, pero debemos estar muy pendientes de sus implicaciones sociales y sanitarias en cada contexto. La UOC está muy contenta de poder dirigir el eHealth Center. Las universidades tienen un papel fundamental para liderar el debate científico y la investigación sobre estos aspectos", concluye Marta Aymerich.

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