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Ursula von der Leyen supo tejer un acuerdo al que sólo no se sumó Nicaragua. (Foto: #VonderLeyen)

ÉXITO DE VON DER LEYEN

Daniel Ortega y Rosario Murillo, aislados en la condena de Unión Europea y CELAC a Rusia

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leye:, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel; el presidente de Argentina, Alberto Fernández; y el primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, los arquitectos del acuerdo en la cumbre de la Unión Europea con la CELAC.

Hechosdehoy / Ignacio Rodríguez Ferreiro
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Daniel Ortega y Rosario Murillo, aislados en la condena de Unión Europea y CELAC (la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) a la invasión de Rusia. Mostraronle enorme tragedia que vive el país en Centroamérica, una dictadura atroz mientras se apaga la salud de sus líderes.

Ursula von der Leyen ha trabajado a fondo para buscar la unidad, superar reticencias, y recolocar en el escenario latino frente a Rusia y China. Finalmente se impuso la visión de la Unión en la cumbre con la CELAC con la condena a la invasión de Rusia a Ucrania. En el texto final, los líderes de los países europeos y latinoamericanos mostraron su “profunda preocupación” por la guerra. La dictadura de Nicaragua no apoyó el texto final.

Finalmente los líderes de la Unión Europea y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) mostraron su “profunda preocupación” sobre “la guerra en Ucrania” en la declaración final de la cumbre celebrada en Bruselas, sin el apoyo de Nicaragua.

“Expresamos nuestra profunda preocupación sobre la guerra en curso contra Ucrania, que continúa causando un inmenso sufrimiento humano y está exacerbando las fragilidades existentes en la economía global, restringiendo el crecimiento, aumentando la inflación, irrumpiendo la cadena de suministro, aumentando la inseguridad energética y alimentaria y elevando los riesgos para la estabilidad financiera”, se destaca en la declaración final.

Los líderes también apoyaron “todos los esfuerzos diplomáticos dirigidos a una paz justa y sostenible de acuerdo con la carta de la ONU”.

Asimismo, respaldaron los esfuerzos del secretario general de la ONU, António Guterres, para lograr que Rusia vuelva a cumplir con el acuerdo para exportar cereal ucraniano a través del Mar Negro, después de que Moscú se desvinculase ayer del pacto.

La condena de la guerra en Ucrania ha marcado las negociaciones durante toda la cumbre, ya que la Unión ha insistido en censurarla, mientras que Nicaragua, Cuba y Venezuela se oponían a ello.

La segunda jornada de cumbre empezó con un respaldo a la integridad territorial de los países sobre la base de la Carta de Naciones Unidas, sin una mención específica al conflicto en Europa, que sí se acabó incluyendo.

“Discutimos mucho, por supuesto, el hecho de que todos quieren que esta guerra termine y que la paz debe ser duradera y que debe estar centrada en la Carta de la ONU”, destacó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen.

A medida que fueron avanzando las negociaciones, La Habana y Caracas aceptaron una condena explícita de la invasión rusa de Ucrania y Nicaragua se quedó sola en su rechazo, tal como ya ha hecho en la Asamblea General de la ONU, votando en contra de las resoluciones.

El primer ministro interino de Países Bajos, Mark Rutte, consideró que la cumbre CELAC fue “todo un éxito” y subrayó que “la unanimidad con casi sesenta países es imposible, ni siquiera en la Unión Europea de 27 países es siempre posible estar todos de acuerdo”.

En la declaración final los líderes se comprometieron a luchar contra las diferentes formas de discriminación, a apoyar los derechos humanos, entre ellos los derechos de los pueblos indígenas, y rechazaron y lamentaron toda forma de esclavitud.

En la declaración, que recoge 42 puntos con lo acordado en el encuentro de Bruselas, la Unión y la CELAC se comprometen a luchar contra las múltiples formas de discriminación y género y a promover los principios y derechos fundamentales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), basados en la equidad, la igualdad en la representación y participación de las mujeres y las niñas en las tomas de decisiones.

También los derechos de los pueblos indígenas, tal y como recoge la ONU, así como los de los niños, defensores de derechos humanos y de las personas en situación de vulnerabilidad y afrodescendientes.

Los firmantes de la declaración reconocen y lamentan, además “profundamente” el sufrimiento “incalculable” inflingido a millones de hombres, mujeres y niños como resultado de la trata transatlántica de esclavos.

Subrayan, además, su “pleno apoyo” a los principios establecidos en la “Declaración y el Programa de Acción de Durban”, el plan de acción de las Naciones Unidas que propone medidas concretas para combatir el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, en todo el mundo.

Recuerda en la declaración que la esclavitud y la trata de esclavos, incluida la trata transatlántica de esclavos, fueron “tragedias espantosas en la historia de la humanidad”, no sólo por las barbaries cometidas, si no también por su magnitud, organización y especialmente por la negación de las víctimas y del hecho en si como un “crimen de lesa humanidad”.

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