Portazo final en la crisis del bastón y la banda en Buenos Aires. Definitivamente, la presidenta saliente Cristina Fernández de Kirchner dará plantón al presidente electo Mauricio Macri. Sorprendente falta de elegancia y juego limpio entre vencidos y vencedores.
Lo anunció el jefe de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Óscar Parrilli, actuando en funciones de portavoz de la Administración de Cristina. "No están dadas las condiciones", anunció Parrilli destacando el dictamen del fiscal Jorge Di Lello.
"No están dadas las condiciones para que Cristina concurra al Congreso", insistió Parrilli. "Damos por concluida esta discusión, este debate, la presidenta en estas condiciones no va a concurrir al traspaso", añadió. "Alertamos que con este dictamen del fiscal, la Argentina no va a tener 12 horas un presidente", advirtió Parrilli. Y fue mucho más allá llegando a señalar que "entre esto y un golpe de Estado no hay mucha diferencia".
De nuevo el drama cuando había la oportunidad de comenzar una nueva cultura. Cristina ha frustrado así la foto más esperada de este 2015 de entregar el bastón y la banda presidencial a quien derrotó a su candidato en los comicios.
Por lo tanto no acudirá al Congreso. Cristina tomó esta decisión por la decisión de un fiscal de tramitar la petición de Mauricio Macri para que la justicia confirme su petición de ser presidente en ejercicio desde primera hora del jueves. De esta forma podría organizar y fijar el protocolo del traspaso de poderes.
"Parece que a Macri no le interesa que la presidenta le entregue la banda y el bastón, son ellos los que han iniciado una acción judicial", sostuvo por su parte Wado de Pedro, secretario general de la Presidencia y negociador kichnerista.
La disputa es enorme. Podría haber un acuerdo de última hora. Pero todo apunta al portazo ante la perplejidad de las delegaciones extranjeras entre las que está la de España que preside el rey emérito, Juan Carlos I.
Cristina insiste en que el acto se celebre en el Congreso, donde asumieron el poder ella misma; su marido, Néstor Kirchner (2003-2007); y el peronista Eduardo Duhalde (2002-2003). Allí la hinchada kirchnerista arroparia a la presidenta saliente.
Mauricio Macri reafirma a la Casa Rosada, la sede del gobierno de Argentina. Fue el escenario donde recibieron su banda y su bastón los radicales (el espacio de centro) Raúl Alfonsín (1983-1989) y Fernando de la Rúa (1999-2001); y también el peronista Carlos Menem (1989-1999).
Tanto Mauricio Macri como la futura vicepresidenta, Gabriela Michetti, han negado la versión de los gritos que Cristina propagó en Facebook como recogió Hechos de Hoy. Si al final no hay acuerdo político, la decisión quedará en manos de la juez María Servini de Cubría. Mauricio Macri sostiene que la Constitución establece que él será jefe de Estado a partir del primer minuto del 10 de diciembre, con independencia de que después jure el cargo ante el Congreso a las 12 del mediodía. El fiscal le dio la razón pero queda aún la decisión de la juez.
En las negociaciones de este embrollo, el vicepresidente Amado Boudou; el secretario general de la Presidencia, Wado de Pedro; su sucesor, Fernando de Andreis; y el próximo presidente provisional del Senado, Federico Pinedo. Si se llega sin consenso, Mauricio Macri prevé que en la Casa Rosada sea el presidente de la Corte Suprema de Argentina, Ricardo Lorenzetti, el que le dé el bastón y le ponga la banda.
En Ciudad del Vaticano todo lo que sucede provoca desaliento. Es la imagen que justo Francisco trató de evitar en su cadena de audiencias con Cristina. Si no hay acuerdo final, para Francisco será frustrante la falta de generosidad en la hora de la alternancia, una ocasión perdida para Argentina de ser modelo en América Latina.