La selección de Jorge Sampaoli, la Roja (la Roja americana) tenía un objetivo ambicioso, el más audaz. Ganar por primera vez en su historia la Copa América. Ya no era una cuestión deportiva, sino de orgullo nacional.
Parecía imposible por la grandeza y categoría de los adversarios. Pero con ese espíritu de lucha, dureza y sacrificio -el de la hazaña de los mineros de Atacama al sobrevivir- Chile logró llegar a la final y vencer al adversario más temible, Argentina (ver en Hechos de Hoy, Chile gana la Copa América tras vencer a Argentina en los penaltis).
De toda el campeonato, de la final, y de la gran fiesta de la victoria, convertida en evento nacional que traspasó todas las fronteras, quedó la imagen de Jorge Sampaoli, argentino, pero al frente de la responsabilidad de entrenador (DT, director técnico) de Chile.
En el momento del último penalti, y del pitido final, Jorge Sampaoli rompió a llorar. Fue la imagen que golpeó y emocionó a todo el país, la de un argentino que sufrió por el éxito de Chile, y lloró de emoción al ver el sueño cumplido.
Sufrió muchas críticas. Se le juzgó con exigencia. Y nunca se le perdonaron sus errores. pero el se puso la meta más ambiciosa. Convirtió a Chile en la nueva potencia. En las calles de Santiago la emoción se desbordó. En La Moneda. Michelle Bachelet rindió homenaje a una selección excepcional en horas de euforia en todo Chile en una histórica Copa America.