Es un desgaste político, físico con consecuencias además myt graves para Venezuela.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) tardará mes y medio en revisar las firmas del revocatorio de Nicolás Maduro. Invalidó las firmas de opositores como el excandidato Henrique Capriles. La estrategia está trazada. Es de más largo alcance.
Nicolás Maduro quiere resistir todo 2016 en el Palacio de Miraflores. En 2017 dejaría el poder, si pierde el referéndum, pero dejándolo en manos de un estrechor colaborador, su vicepresidente, para acabar el mandato. Son las líneas trazadas por sus asesores cubanos (que son fidelistas mas que raulistas como destacó Hechos de Hoy). La duda es si el plan aguantará ante las fortísimas tensiones y el derrumbe y colapso económico del país.
El anuncio fue definitivo por parte de la presidenta del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena. Entre el 20 y el 24 de junio, los electores que firmaron -avalando la solicitud de una consulta sobre la permanencia o salida del presidente Nicolás Maduro– deberán ratificar que la decisión es auténtica mediante su huella dactilar.
Se abre un proceso de nuevo que supone enormes desafíos logísticos. Los tiempos además son claves. La oposición quiere que se celebre antes del 10 de enero de 2017. Si se organiza en fecha posterior y la oposición logra su cometido, el vicepresidente culminará el período de Nicolás Maduro.