El tiempo político cambió en Cataluña. Se podría decir, desde una perspectiva política, que nadie es inocente. Todos, con humildad, deberían rectificar sus errores.
Quien primero lo ha hecho es la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. Es muy diferente su perspectiva ahora de estar en Barcelona, y vivir en la ciudad dejando de lado el ambiente de "la prensa de Madrid" y "los círculos políticos de Madrd".
Si la vicepresidenta hubiera podido estar de incógnita en la mañana de este viernes en Barcelona hubiera captado el poder de movilización del independentismo, que no es lo mismo que nacionalismo. ¿Cómo conciliar el peso de la ley y el diálogo audaz? Todos se equivocarán si quedan atrapados en una marea de acusaciones, reproches y desplantes.
Carme Forcadell, presidenta del Parlamento de Cataluña, vivió una muestra de solidaridad institucional y ciudadana antes de declarar ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña como presunta autora de los delitos de desobediencia y prevaricación por autorizar un debate sobre las conclusiones del proceso constituyente. Fue un momento duro para ella. Carles Puigdemont y Artur Mas estuvieron a su lado.
El presidente de la Generalitat expresó con claridad su opinión sobre esta citación a declarar.
"La apoyo no solo por tener que ir a declarar; si tiene que ir a juicio o se la inhabilita, aún más. No es un juicio a una persona sino a una institución que la representa. Los Parlamentos se hacen para votar, debatir y hablar sin límites. Ese es nuestro concepto de diálogo".
Una citación a Carme Forcadell que puede abrir un marco de reflexión general y de rectificación o de nuevas tomas de posiciones radicales.
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