Igual polémica en Estados Unidos y México. Nunca debió lanzar Enrique Peña Nieto el plan de invitar a debatir a Donald Trump y Hillary Clinton en Los Pinos. La candidata del Partido Demócrata se negó a participar en juego peligroso y dañino (ver en Hechos de Hoy, Hillary no viajará a México tras la agitada visita de Trump a Peña Nieto).
La idea inicial fue de Luis Videgaray. Enrique Peña Nieto la compró de inmediato pensando en rentabilizarla para su liderazgo personal y la proyección del PRI (Partido Revolucionario Institucional). El resultado fue un desastre, alud de críticas en México y durísimos reproches en Estados Unidos.
Luis Videgaray no ha tenido reparos en inmolarse. Mano derecha del presidente, espera levantar ahora un muro político para protegerle. Enrique Peña Nieto no imaginó que la polémica política pudiera desbordarse. Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, y Claudia Ruiz Massieu, ministra de Relaciones Exteriores, trataron en vano de impedir lo que se ha considerado dislate político y humillación de México.
“Son millones de empleos, industrias completas y la vida de mucha gente que depende de cual sea la relación con el próximo gobierno de Estados Unidos”, insistió Luis Videgaray para defender la idea del triángulo, los debates cara a cara en Los Pinos con Donald Trump y Hillary Clinton. Su intento de justificar esta iniciativa suicida fracasó. Ha dañado a México y, lo que es peor, ha dado alas al trumpismo.