El marco más digno y más impresionante para el final de su carrera política, balance de su gestión y despedida de Europa no ha sido en ningun lugar de Alemania, ni tampoco de las sedes de las instituciones europeas.

Fue en Caucos de Yuste, municipio español de la provincia de Cáceres, comunidad de Extremadura, donde se encuentra el Palacio-Monasterio de Yuste, donde Carlos I de España vivió un año antes de su muerte.

También se encuentra la Casa de Juan de Austria, donde vivió el hijo natural del emperador, Jeromín, aunque la historia lo recuerda como Juan de Austria, general y almirante que se impuso en la batalla de Lepanto contra los turcos.

Finalmente se halla el cementerio alemán, donde fueron trasladados los restos mortales de los combatientes alemanes de la Primera y Segunda Guerra Mundial que llegaron a las costas y tierras españolas debido a naufragios, accidentes o al derribo de sus aviones.

En este histórico marco de Cuacos de Yuste, el Rey Felipe VI entregó a Angela Merkel el Premio Europeo Carlos V como signo de reconocimiento y agradecimiento a sus excepcionales servicos a la causa de Europa.

Angela Merkel, siendo muy consciente del escenario histórico en el que se encontraba pronunció un histórico discurso, una enérgica llamada, en el marco del nuevo choque de Londres con la Unión y de la fractura de Polonia. Un discurso especialmente dirigido a los líderes de la Unión en estos momentos, especialmente a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

Un discurso memorable

Angela Merkel dijo que “estoy profundamente convencida. Europa es una suerte para todos nosotros, una suerte que podemos y debemos preservar y seguir diseñando”.

Destacó que es necesario “una Europa más soberana y más autónoma y saber actuar más rápido que ahora”. Se refiirió a los recursos, al tiempo y al dinero, y no solo durante tiempos de “crisis”.

Insistió en que tenemos que actuar y tomar decisiones conjuntas “más rápido que en el pasado. Y también tenemos que "ser capaces de actuar con solidaridad”. "Incluso hacer previsiones financieras en tiempos de bonanza económica para estar preparados ante futuras crisis”.

"Una Europa soberana, innovadora y capaz de actuar: eso es lo que necesitamos para hacer valer nuestros valores e intereses en el mundo".

Recordó que “nuestro fundamento de valores es la base de nuestra credibilidad para poder tener influencia y peso ante otros países. Nuestros valores son polo de atracción y parte de nuestra proyección en el mundo”.

Insistió en que la Unión Europea es “un símbolo de que la cooperación, el respeto y la tolerancia llevan a la paz, a la libertad y el bienestar”.

Recalcó en que “en tiempos en que el multilateralismo es objeto de presiones y viejos conflictos amenazan con volver a abrirse, este mensaje es más importante que nunca”.

"La Unión Europea es un símbolo de que la cooperación, el respeto y la tolerancia llevan a la paz, a la libertad y el bienestar", una idea matriz que enfatizó y recalcó.

Sobre la amenaza china y los refugiados, acotó que "la manera en la que nos posicionamos ante el ascenso de China como potencia económica política y militar y cómo asumimos nuestra nueva responsabilidad para nuestra seguridad en Europa, depende de si Europa es capaz de hablar de una sola vez o no". 

"Lo que sucede cuando Europa no habla con una sola vez lo vemos también en la cuestión de las migraciones que requiere una política común europea, tanto por el bien de las personas en busca de refugio como por el bien de Europa”. 

"No debemos cejar hasta que logremos un verdadero avance y sé que España está trabajando en eso, pero aún no hemos logrado nuestro objetivo".

También se pronuncio sobre las crisis de Brexit y Polexit.

Advirtió que no podemos engañarnos. "Desde hace tiempo ya hay fuerzas centrífugas en la Unión Europea que nacen cuando el poder de cohesión de los valores comunes se vuelve frágil, cuando las expectativas puestas en la Unión Europea no se cumplen. Cuando los cambios en la sociedad se hacen a distintas velocidades o cuando las diferencias económicas se hacen demasiado grandes". 

Sin referirse a Polonia directamente, manifestó que “cuando los intereses nacionales a corto y mediano plazo se anteponen al beneficio del proyecto común europeo o la base jurídica europea, entonces acabaremos teniendo problemas”.

En opinión de la canciller, en el seno de la Unión Europea no se pueden tomar decisiones de forma abstracta. Asimismo reconoció que “por muy dolorosas que sean las crisis a veces tienen un efecto catalizador”.

Auguró finalmente  que el proceso de integración europea no termina nunca. “Es contínuo”. Y como aviso a sus sucesores en Alemania, y en mensaje en general a los líderes de la Unión Europea , recomendo, con humildad pero a la vez decisión, que una de las claves del éxito es “ser perseverante y saber mediar”.