El semanario alemán Der Spiegel no pasa ni una a la alcaldesa de Madrid Ana Botella. Los esfuerzos por parte del gobierno español para asegurar a Angela Merkel y el resto de alemanes que cumplirá con los recortes en el plan de ajuste económico parece que no convencen a los vecinos germanos.

El semanario alemán retrata a Ana Botella en un despacho grande. Demasiado grande. Más grande que la oficina oval de Washington o que cualquier palacio. Der Spiegel ha indicado que “la Botella no solamente ha heredado de su antecesor en el cargo la oficina con mejores vistas y un mayordomo cuyo único cometido es servir café para ella y sus invitados, sino también una deuda de cerca de 6.400 millones de euros”.

Sin embargo, tal y como subraya el texto “la diferencia de lo que hace constantemente el gobierno central español, no puede quejarse de la herencia dejada por el anterior inquilino”. Para el semanario Alberto Ruiz Gallardón “multiplicó las deudas de Madrid por cinco construyendo anillos de autopistas alrededor de la ciudad y persiguiendo la sede olímpica”.

Como mérito le ha concedido un estilo muy diferente “al lujo del que gustaba su predecesor en el Ayuntamiento de Madrid” y “Botella por el contrario, lleva ropa de cremallera y bisutería”. Sin embargo, también le reprocha que haya “ llegado a presentarse en vaqueros en una recepción de la Casa Real”.

No le reprocha, por el contrario, gastos en decoración puesto que el único complemento decorativo que tiene en su despacho es una fotografía de la noche que eligieron presidente a su marido, José María Aznar.

“Se adhiere a discursos preparados, en parte por temor a repetir meteduras de pata anteriores como las críticas a homosexuales o a militantes de izquierda”, afirma Der Spiegel.

Hay que recordar que la revista alemana nunca ha tenido especial aprecio a la alcaldesa de Madrid puesto que en 2002 ya le dedicó un artículo en el que se refería a ella como La Hilaria, que hacía un juego de palabras con el nombre de Hillary Rodham Clinton. El semanario le ha tachado de ser un “el obstáculo más visible para que Rajoy lleve a cabo su plan económico en las Comunidades Autónomas”.