Barack Obama, antes de su último viaje como presidente a Europa, sacó todas las lecciones de la catástrofe de Brexit. No será tibio ni dejará que le dominen sensaciones del pasado. Va emplear todo su prestigio en entregar el testigo a Hillary Clinton frente a Donald Trump.

Es un mensaje para el Partido Demócrata pero también para el Partido Republicano. En juego está todo: la reputación y prestigio, y también la dignidad de Estados Unidos.

El martes 5 de julio de 2016 quedará marcado como el momento en que el presidente decidió zambullirse con toda su energía para apoyar la campaña de su exsecretaria de Estado. La pesadilla de los correos electrónicos quedó arrumbada. El sprint final arranca.

En Charlotte (Carolina del Norte), Barack Obama, con el 56% de popularidad y aprobación, marcó el primer objetivo de su apoyo a Hillary, recuperar el voto joven con el que no ha conectado, el voto que fue arañando Bernie Sanders.

"Hillary no recibe a veces el crédito que se merece”, "pude ver lo inteligente y preparada que estaba, en los debates me sacudía, se sabía cada hecho, cada detalle", "ella es una mujer de Estado que nos hará sentir orgullosos en todo el mundo frente a bravuconadas no que nos harán sentir más seguros”, fueron los énfasis del presidente.

Antes de la convención de Filadelfia, Hillary ha recibido el apoyo del presidente -el mayor tesoro para su campaña-, el de Bernie Sanders, y el de la senadora Elizabeth Warren.

Barack Obama ya ha situado el marco de estos meses de intercambio de golpes. En la reciente cumbre de Ottawa, sus dardos fueron, con dureza, contra Donald Trump.

“Las personas que nunca se han preocupado por un trabajador; que nunca han luchado por cuestiones sociales, no son populistas porque digan algo controvertido para obtener votos. Eso es más bien xenofobia, o aún peor, es cinismo”, señaló.

En Charlotte (Carolina del Norte) insistió en lo que está en juego en estas presidenciales para Estados Unidos. "No son entre izquierda o derecha, demócratas o republicanos sino "entre anclarse a un pasado imaginario a construir el futuro". Barack Obama no sólo se dirige a los votantes demócratas sino también a los republicanos. No hay opción para equivocarse en las eleccones. Es la lección amarga del Brexit. El Reino Unido lo recibió como vapuleo para asistir luego a la dimisión y retirada de de quienes arruinaron y destrozaron los fogones.
 

– Ver en Hechos de Hoy, Felipe VI y Obama, un paseo por el centro histórico de Sevilla.