Ciudadanos en Castilla y León cayó de 12 escaños a 1 en las elecciones del domingo. Habría que apuntar que el escaño de Francisco Igea por Valladolid se debe más al sentido de la compasión, y la solidaridad con la desgracia ajena, de los vecinos de quien fue el gran Miguel Delibes.
Conviene no olvidar además que en todas las evaluaciones europeas, Castilla y León es la comunidad de España con las mejores notas en Educación. Es decir, la comunidad más culta y preparada, con los ciudadanos más avispados, emprendedores y con mayor cultura, comprensión de la lectura y expresión oral.
Ciudadanos consigue una exigua representación y pasa a la irrelevancia, sin grupo parlamentario. Y es desde luego un aviso para lo que sucederá en las elecciones locales de Madrid y en las autonómicas de Andalucía.
En todas las elecciones generales desde diciembre de 2015, el porcentaje de voto de Ciudadanos en Castilla y León fue superior al de la media nacional. El domingo se quedaron con el 4,94% frente al 6,8% que se anotaron en esa comunidad en las legislativas de noviembre de 2019, cuando cosecharon su peor resultado en unas generales.
En comparación con las autonómicas de mayo de 2019, tras las que formaron Gobierno con el PP de Alfonso Fernández Mañueco, han perdido 11 escaños, 152.000 votos y 10,44 puntos porcentuales de apoyo.
Si en mayo de 2021 la formación liderada por Inés Arrimadas, pasó del Gobierno de la Comunidad de Madrid a quedar fuera de la Asamblea, en esta ocasión Igea, vicepresidente de la Junta hasta el pasado mes de diciembre, sí ha conseguido que la marca se mantenga de formas pírrica en las Cortes, pero ya de manera simbólica y totalmente irrelevante.
Ante este nuevo escenario, ha sorprendido el tuit de Inés Arrimadas:
"Convocaron elecciones buscando una mayoría absoluta y borrar al centro liberal español. Nada de eso ha sucedido.
Nuestro proyecto resiste en Castilla y León en un escenario fragmentado y somos más necesarios que nunca en toda España. A seguir trabajando juntos, @FranciscoIgea".
El tuit lo acompañó Inés Arrimadas con la imagen de un abrazo que tuvo más el marco de duelo y dolor de un entierro o velatorio que el de euforia desbordada.