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El aprendizaje debe ser divertido y sin presión. (Foto de note thanun en Unsplash)

SIN PRESIÓN

Aprender idiomas en la infancia: claves para que sea una experiencia fructífera

¿A partir de qué edad es adecuado? ¿Cómo conseguir que sea una experiencia agradable? ¿Qué podemos hacer en casa? ¿Es mejor esto o unas colonias en verano? ¿Y una estancia en el extranjero?

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Se acaba el mes de mayo y muchas familias ya tienen el foco puesto en el próximo curso. Esto incluye las actividades extraescolares, que, según datos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), este año han costado entre 59 y 86 euros al mes a cada hogar, con cifras más altas para los alumnos de infantil y primaria. A la hora de escoger las extraescolares, muchas familias dan prioridad al aprendizaje de idiomas. ¿A partir de qué edad es adecuado? ¿Cómo conseguir que sea una experiencia agradable? ¿Qué podemos hacer en casa? ¿Es mejor esto o unas colonias en verano? ¿Y una estancia en el extranjero?

Según los expertos de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) Gisela Grañena, profesora e investigadora de los Estudios de Artes y Humanidades, y Joseph Hopkins, director del Centro de Idiomas Modernoslos beneficios cognitivos de aprender dos o más idiomas son indiscutibles, y hacerlo desde muy pequeños tiene la ventaja de que no requiere esfuerzo. Con todo, es prioritario no presionar a los niños y mirarlos individualmente para entender cuál es la mejor opción para cada uno. Porque no hay fórmulas mágicas, y el ejemplo de madres y padres es clave.

Cerebro en forma desde muy pequeños

“Se ha demostrado que el hecho de hablar dos o más idiomas beneficia el proceso de toma de decisiones, el control de la atención e incluso la creatividad y el pensamiento alternativo”, explica Gisela Grañena, directora del máster universitario de Enseñanza y Aprendizaje de Idiomas mediante la Tecnología.

La experta remarca que “los más pequeños aprenden la lengua de manera implícita, inconsciente, prestando atención, pero sin darse cuenta, sin esfuerzo, puesto que no empiezan a desarrollar las habilidades metalingüísticas, de análisis de la lengua, hasta los 6 o 7 años“.

Según el anuario estadístico Las cifras de la educación en España. Curso 2020-2021, el porcentaje de alumnos que ya se introducen en una lengua extranjera en los centros de educación infantil supera el 80% en España. Esta lengua es el inglés en la gran mayoría de los casos.

Los niños, cuando empiezan de muy pequeños a aprender otras lenguas, captan mejor la pronunciación y también adquieren la conciencia de que las lenguas son importantes”, apunta Joseph Hopkins, director del Centro de Idiomas Modernos de la UOC, cuyo profesorado en febrero empezará a impartir la mención en lengua inglesa del grado de Educación Primaria.

Ejemplo en casa, pero sin presión

En este sentido, es interesante que los más pequeños escuchen distintos idiomas en casa. Esto no quiere decir necesariamente que los padres les hablen en idiomas diferentes, sino “que vean que usan otras lenguas con naturalidad, aunque la familia sea monolingüe”, dice Hopkins.

“En el día a día se pueden crear espacios para usar el inglés en casa, como, por ejemplo, jugar a juegos de mesa los fines de semana. Juegos como el Monopoly pueden ayudar a practicar el inglés de negocios, el Scrabble o el Pictionary pueden ayudar a practicar vocabulario, y el Taboo puede ayudar con la expresión oral. El Cluedo o el Trivial, para niveles más avanzados, pueden ser también interesantes”, propone Grañena.

Eso sí, el director del Centro de Idiomas Modernos invita a las familias a relajarse: “Sin presión. Primero, que sean niños. Que jueguen. Que aprendan a socializar. Hay niños que han empezado inglés con diez años y van muy bien”. Y Grañena añade: “Más que la edad, se deberían tener en cuenta otros factores, como la economía familiar o la carga extraescolar que pueden tener nuestros hijos e hijas en el día a día”.

Estancias en el extranjero, colonias, au pair

A pesar de la popularidad de las extraescolares, se pueden valorar otras opciones, como las estancias en el extranjero, las colonias de verano en inglés o incluso acoger a uno a una au pair. “Las estancias en el extranjero son, en principio, la mejor opción, pero el hecho de estar lejos de casa y de la familia puede ser poco viable para los más pequeños. En este caso, las colonias de verano en inglés o los campus de verano en inglés en la ciudad pueden ser más factibles y asequibles”, indica la profesora de los Estudios de Artes y Humanidades.

En el caso de las estancias en el extranjero, Grañena y Hopkins coinciden en que hay que plantearse si encajan con cada niño: “Es un contexto en el que los rasgos personales y las variables afectivas, como la actitud y la motivación, pueden tener un impacto mayor que en cualquier otro contexto de aprendizaje, puesto que se tienen que buscar oportunidades de interacción dentro de la comunidad local y participar activamente en ella si realmente queremos sacar partido de la estancia”, dice la experta.

Y la opción de las au pairs “es un contexto idóneo, porque en el día a día hay que hacer tareas diversas, en las que el objetivo no es aprender el idioma sino abrocharse los zapatos, lavarse las manos o hacer un puzle. De este modo es como aprendemos nuestra lengua materna y como los niños pueden aprender otros idiomas. Pero, desgraciadamente, solo es factible para los niños más pequeños que todavía necesitan que alguien cuide de ellos”, resalta Grañena.

Consejos para escoger extraescolares

Para las familias que opten por las extraescolares, los expertos de la UOC recomiendan lo siguiente:

  • Revisar la metodología que nos ofrecen: “Si los niños son muy pequeños, no serán capaces de entender explicaciones gramaticales ni clases magistrales, sino que les irán mejor clases muy interactivas, con juegos y canciones”, explica Hopkins. También hay que comprobar que, entre las actividades que se proponen, los profesores sepan “crear actividades en las que los niños se encuentren en situaciones comunicativas y no solo se hagan ejercicios del libro”, remarca.
  • Revisar la formación del profesorado: “No hace falta que sea nativo, que es lo que comercialmente se destaca a menudo, porque muchas veces el no nativo es mejor, en el sentido de que ha hecho un camino muy similar al que hará el niño”, advierte el experto.
  • Buscar referencias de otros padres.
  • Preguntar a los niños: Una vez que vayan a clase, “es siempre importante preguntar a nuestros hijos e hijas si les gusta hacer lo que están haciendo y entender por qué sí o por qué no”, concluye Grañena.
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