Lo más positivo de la cumbre del G7, y era una prueba desde el comienzo, es la plena reconciliación entre la canciller de Alemania, Angela Merkel, y el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, algo que no era una obviedad.

Había surgido un clima de desapego por la crisis del espionaje, y las diferencias de enfoque sobre Ucrania, la relación con Rusia, y las aristas complejas del desafío del dossier de Grecia. A Angela Merkel le hubiera gustado que ni Ucrania ni Grecia (los escenarios malditos) figuraran como cuestiones de fondo de esta cumbre pero ha sido y es inevitable.

El único acuerdo firme es el de excluir a Vladimir Putin de este foro (que pasó de G8 a G7) y perseverar en ello. Las siete potencias económicas mundiales (desde Alemania a Canadá, Francia, Estados Unidos, Japón, Italia y Reino Unido) celebran ya su tercera cumbre sin el presidente de Rusia. Las heridas desde la anexión por Rusia de la península de Crimea, en marzo de 2014, permanecen. De las cosas buenas realizadas por España en su proyección exterior, sugue siendo un asunto pendiente que no esté en este foro, la única economía clave de la Zona euro que está ausente.

En los primeros momentos de la cumbre, cordialidad en los actos en la alcaldía de Krün (sur de Alemania) con todo el ambiente bávaro de sus tradiciones, y en el arranque de las reuniones en el castillo de Elmau.

En esta cumbre del G7 hay desafíos de enjundia como la situación en Oriente Medio y norte de África, lo que representa el yihadismo y la expansión de ISIS (Estado Islámico de Irak y el Levante), y la relación con Irán. Alemania ha querido que el G7 escuche de forma directa la situación en Irak y en varias regiones del África. Asisten a estos debates el primer ministro de Irak, Haider al Abadi, y líderes africanos como el presidente de Túnez, Béji Caid Essebsi, y el de Nigeria, Muhamadu Buhari. También se va a buscar una mayor gobernanza e implicación con organizaciones trasnacion ales como la ONU, el FMI, la OMC, el Banco Mundial y la OCDE.

En los debates sobre Grecia (que está en el límite de una moratoria de su deuda y de salir de la moneda única europea) participan el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. Como se destacó a Hechos de Hoy, Aleman ia se resiste al peor escenario y confía en un acuerdo. Lo espera y trabaja para ello tantro sobre Ucrania como sobre Grecia.

Desde 2007, es la segunda cumbre de las mayores economías en Alemania. La canciller, junto a los asuntos de actualidad acuciante, ha puesto dos pilares estratégicos para esta cumbre; el clima y la agenda social. El clima y el cambio climático son cuestion es esenciales para la canciller a solo seis meses de la conferencia sobre el clima de París (COP21).

Alemania insiste en la prioridad absoluta a lograr el primer acuerdo mundial para que el calentamiento global no sobrepase los 2 ºC, frente al nivel de la era preindustrial. La segunda cuestión es el de la agenda social, el papel de Europa y sus valores, y su capacidad ayuda. Aleman ia quiere llevar esta sensibilidad al corazón de estos debates de una cumbre en la que economía y política están estrechamente unidas.