José María Aznar escogió el peor momento para anunciar su salida de la cúpula de poder del Partido Popular. Llamó por teléfono -inoportuna y desafortunada llamada- al presidente del Gobierno a Nueva York en un día de importantes reuniones y actos con las personalidades más relevantes de Naciones Unidas.
Mariano Rajoy no quiso hacer comentarios sobre la decisión justo en estos momentos de José María Aznar de renunciar a la presidencia de honor del PP. Fue una total falta de delicadeza -por no decir abiertamente torpeza-.
Sin duda era uno de los momentos de proyección más internacional de Mariano Rajoy concluyendo su mandato como presidente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Presidió el lunes una sesión del Consejo de Seguridad de la ONU que aprobó una resolución contra la situación en Alepo.
Hubo también otra sesión de debate sobre la trata de mujeres en conflictos bélicos. El presidente, en intensa jornada, impuso varias distinciones al secretario general de Naciones Unidas saliente, Ban Ki Moon, y a su equipo. En el Consejo de Seguridad, dirigió la sesión, moderó el debate y realizó varios discursos.
Había tiempo sin duda para que José María Aznar hubiera tratado una cuestión no urgente al regreso del presidente a Madrid. El episodio debería ser pedagógico para mostrar la diferencia de prioridades entre presidente y expresidente. En Nueva York, era un día de protagonismo para España. Otros asuntos, por respetables, estaban fuera de lugar.
– Ver también, Punto final al divorcio de José María Aznar con Mariano Rajoy (Hechos de Hoy)