La fecha estaba marcada en rojo en la agenda personal de Matteo Salvini, el líder de la Liga (Lega, Liga Norte). Se lanzó el reto de personal de un asalto político en toda regla a la importante región Emilia-Romaña. Elecciones claves en la región que representa la joya de la corona de la izquierda italiana. Un duelo muy cerrado entre Stefano Bonaccini (Partido Demócrata) y Lucia Borgonzoni (Liga).

Cinco millones de italianos llamados a las urnas en las elecciones regionales en Emilia-Romaña (norte) y Calabria (sur), Matteo Salvini buscaba abiertamente abrir grietas en la coalición entre sus antiguos socios del Movimiento 5 Estrellas (M5S) y el centroizquierda. 

La atención estaba focalizada sobre todo en Emilia-Romaña. Salvini buscaba una victoria para abrir una crisis entre los partidos del Gobierno: el antisistema Movimiento Cinco Estrellas (M5S), el PD, la izquierdista Libres e Iguales y la centrista Italia Viva. Atención también en esta elección al movimiento ciudadano de las Sardinas, promotor de manifestaciones que inundaron las calles con cánticos como el bella ciao.

El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, había expresado su convicción de que los resultados serían "positivos" y darían "más energía y entusiasmo" a la coalición. Pero en caso contrario, su Gobierno seguiría en pie: "Pensar que alguien se pueda venir abajo porque una cita electoral no satisfaga sus expectativas es completamente equivocado, no funciona así", advirtió a Matteo Salvini.

Sin embargo los comicios suponía una prueba al principal partido del Gobierno, el 5 Estrellas. Acaba de vivir precisamente la dimisión de su líder, Luigi Di Maio, actual ministro de Exteriores.

En las últimas elecciones regionales, triunfos de la Liga de Salvini, la conservadora Forza Italia de Silvio Berlusconi y la ultraderechista Hermanos de Italia, de Giorgia Meloni. Esta alianza ya controla 12 de las 20 regiones de Italia: Véneto, Liguria, Piamonte, Lombardía, Bolzano, Friuli-Venecia-Julia (norte), Umbría, Abruzos, Molise (centro), Basilicata (sur) y las islas de Sicilia y Cerdeña.

Muy importante esta elección ahora en Emilia-Romaña, la región del norte de Italia que se extiende desde los Montes Apeninos hasta el río Po en el norte. La región de sus ciudades medievales, su reputada gastronomía y los centros turísticos junto al mar. La capital, Bolonia, es una activa ciudad con una universidad del siglo XI y pórticos con arcos que rodean las calles y las plazas de su centro medieval. Rávena, cerca de la costa del Adriático, es famosa por sus mosaicos bizantinos de colores brillantes.

Emilia-Romaña, el llamado “laboratorio emiliano”, es donde ha gobernado el Partido Comunista Italiano (PCI) con una apuesta pública que unía crecimiento económico y políticas sociales muy avanzadas. La región está gobernada por el PD sin crisis de corrupción. La segunda región italiana más ­rica después de la Lombardía y la que menos paro tiene de todas.

Finalmente, sorpresas. Se dobló la participación de las últimas elecciones que en principio favorecía a la coalición formada por la Liga, Forza Italia y Hermanos de Italia. Pero el candidato del Partido Democrático (PD), Stefano Bonaccini, derrotó con claridad (51,4% frente 43,7%) a Lucia Borgonzoni, de la Liga.

Salvini se impuso en Calabria con una diferencia de 25 puntos. Pero no logró imponerse en la decisiva batalla del norte. Por el momento ha obtenido 14 de las 20 regiones de Italia.

Muy decisivo el rol del movimiento antisalvini de las Sardinas, uno de los factores de la movilización electoral. "Muchas gracias al movimiento juvenil de las Sardinas", el agradecimiento de los dirigentes del PD, Romano Prodi, padre fundador, y Nicola Zingaretti, secretario general.

Para el Gobierno del M5S y el PD se despeja el horizonte hasta el momento de 2022, la elección del próximo presidente de la República. Pero Giuseppe Conte deberá activar su liderazgo ante los próximos comicios de regiones como Toscana.