Triste fracaso de la industria editorial y los gobiernos de América Latina a la hora de crear nuevos lectores y nuevos planes de fomento de la lectura en el nuevo paradigma analógico-digital. Es una de las conclusiones fundamentales a las que se llegó tras el Encuentro de Editores Iberoamericanos celebrado en la Casa del Lector de Madrid.
La reunión, a la que asistieron expertos que durante dos días debatieron sobre la relación entre el negocio, el libro y el lector, dejó algunos desafíos encima de la mesa. Como el que explicó Fernando Zapata, director del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe.
“Modificar las políticas educativas y revisar las didácticas de lectura y escritura. Y enfocarse en los maestros para que dominen la cultura digital. Ellos llevan una de las peores partes en este cambio”, explicó. Por su parte, el presidente de la Federación de Gremio de Editores de España insistió en “la mejora de los índices de lectura, crear campañas de fomento acorde a los nuevos tiempos, mejorar el tejido de librerías y bibliotecas”.
El encuentro coincidió con Liber -que destacó Hechos de Hoy-, la feria del sector editorial que este año se abrió al público. Hay que destacar que en Barcelona se presentan los datos del año pasado con 2.708 millones de euros facturados en el mercado, lo que supone una reducción del 9,7% con respecto al año anterior. En Iberoamérica se editan al año 194.000 títulos; en España, esa cifra llega a los 76.000.
“No se puede considerar América Latina como una sola entidad. Somos 19 países hispanohablantes, más Estados Unidos con una población hispana en crecimiento y Brasil, cada uno con sus características especiales, sobre todo culturales, que han sido ignoradas. E incluso a las que se les envía los remanentes de España”, apuntó Gabriela Adama, exdirectora de la Feria del Libro de Buenos Aires.
César Antonio Molina, director de Casa del Lector de Madrid, señaló que “se deberían sincronizar las políticas gubernamentales entre España e Iberoamérica en torno a las buenas prácticas del consumo que eviten, por ejemplo, la piratería, se tome conciencia de la importancia de la propiedad intelectual y evitar las trabas para la buena circulación del libro”.
En este sentido, “es fundamental reivindicar la figura del editor". "Se necesita más que nunca para garantizar un buen producto, y no como mero intermediario, en un momento en que tienden a proliferar las ediciones poco revisadas y libros de dudosa calidad”, recalcó Manuel Ramírez, editor de Pre-Textos.
“Transitamos entre dos mundos, analógico y digital, sin que nos demos cuenta. Es una gran ventaja, pero corremos el riesgo de perdernos, por no saber cuál es la ruta correcta. El lector debe saber qué es bueno y tener elementos de valoración de una obra que ahora mismo en la Red se diluye y es un caos. El papel de los medios de comunicación es más relevante que nunca para establecer ese diálogo orientativo entre libro y lector”, concluyó Marisol Schulz, directora de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, México.