Pese a ser el segundo hombre más rico de México, el magnate minero Germán Larrea Mota Velasco se mantiene alejado de los focos. De esta manera, Larrea se ha convertido en el multimillonario más enigmático y solitario de México, sólo detrás del empresario de las telecomunicaciones Carlos Slim Helú.
Aunque en Google hay más de 1,2 millones de vínculos hablando de él, sólo dos fotos que muestran su rostro: una registrada hace años que es de su licencia, según declaran sus allegados y la más reciente tomada el 9 de septiembre de este año en una reunión de Banamex, hecho que volvió locos a los medios de comunicación.
A pesar de que Forbes México calcula su fortuna personal en 15.700 millones de dólares, el anonimato le ha ayudado a pasar desapercibido prácticamente para quienes no forman parte del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, el Consejo de Grupo Bursátil Mexicano, el Consejo de Administración de Grupo México y otro puñado de empresas donde es accionista.
Dicho personaje, muy alejado de Carlos Slim, no acostumbra a estar en lugares públicos al mismo tiempo que no acude a eventos sociales, por eso es conocido como el empresario e inversionista más invisible, pese a que sus escándalos se han conocido a lo largo de todo el mundo.
El más reciente lo protagonizó el Grupo México, la empresa culpable de derramar más de 40.000 metros cúbicos de ácido sulfúrico en los ríos Bacanuchí y Sonora. Asimismo, también se le responsabiliza de la muerte de al menos cinco trabajadores en la mina de ubicada en San Luis Potosí y del fallecimiento de dos mineros de la empresa Alva Ram de Agujita SA de CV.
En el libro El colapso de la dignidad, Napoleón Gómez Urrutia describe al “millonario fantasma” como: egocéntrico, malhumorado, un hombre alto, de piel pálida, ojos claros, de expresión arrogante, sin escrúpulos y con una debilidad por el vino Chateau Haut-Brion que sólo toma si está a temperatura perfecta.
También conocido como el Rey del cobre, reparte su vida entre la ciudad de México y la Toscana Italiana. A pesar de que su rostro va a aparecer en la portada de Forbes, al él le gusta pasar desapercibido “un poco por seguridad, un poco por estrategia empresarial y otro tanto por diversión”.