El Premio Nacional de Narrativa recayó en el escritor valenciano Rafael Chirbes. Dotado con 20.000 euros, el galardón se entregó por su libro En la orilla. El premio, que concede el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, reconoce la mejor obra de narrativa publicada en 2013 en castellano o en cualquier de las otras tres lenguas oficiales del Estado.
El jurado que otorgó el premio, lo hizo al ser "una novela de extraordinaria construcción literaria, que tratando de la realidad actual, no se limita al realismo, mostrando una riqueza formal y recursos poéticos que lo trascienden". Asimismo, el jurado estaba presidido por María Teresa Lizaranzu y formado, entre otros, por Carme Riera, José Luis Vicente Ferri, Julia Otxoa, Carmen del Riego, Angel Basanta, Javier Rodríguez Marcos y Javier Merino, ganador de la pasada edición.
La novela llega tras Crematorio, una obra publicada en octubre de 2007 con gran éxito de crítica y lectores sobre la agonía de un tiempo y un paisaje destruidos por la especulación. "Mientras en Crematorio había modernidad, agitación, riqueza, ladrillo y costa, aquí lo que hay es el mundo abandonado que había detrás de eso, el patio trasero, donde todo se está pudriendo", comentó el autor.
Tras hallar un cadáver en el pantano de Olba se inicia una narración en la que el lector irá conociendo a diferentes personajes, desde la colombiana Liliana, al oportunista Francisco o el estafador Pedrós, en una red de intereses y rencores. También habla de la historia de Esteban, un hombre que se ha visto obligado a cerrar la carpintería de la que era dueño, dejando en el paro a los que trabajaban para él, y, mientras se encarga de cuidar a su padre, muy enfermo, indaga los motivos de una ruina que asume en su doble papel de víctima y verdugo.
El valenciano ya fue reconocido recientemente con el Premio de la Crítica por En la orilla. Entonces dijo que se sentía "desconcertado" ante este galardón porque la novela premiada "es muy amarga y desesperanzada", y él no esperaba que "tuviera recorrido". Una amargura con la que también mira al futuro y lo hace "con un desánimo total".
"Tengo 65 años y no espero del futuro más que cosas malas. Cuando uno abre el periódico, solo ve la miseria por todos lados volviendo a caballo, y se tiene la sensación de que todo el mundo vive peor que hace diez años", aseguró Chirbes hace unos meses aunque en la actualidad comentó que “tuve muchas dudas” con esta novela desde que empezó a escribirla ya que no le "gustaba nada".
"No me gustaba nada, y todavía no sé si me he reconciliado con ella o no. Me dio mucha guerra y me causó desazón, mal humor", aseguraba este escritor, que también mereció el Premio de la Crítica por su novela Crematorio, de 2007. La novela es la vida de un tipo que tuvo "oportunidad de ser un sesentayochista colocado, como sus compañeros de generación, y que ha acabado siendo un carpintero, quizá por pereza, por inercia, porque le faltó valor, le faltó desvergüenza", comentó el autor.
"Nada está al margen de la historia, y el pantano tampoco lo estaba, era un coágulo de la historia", subrayaba Chirbes al mismo tiempo que comentó que ese pantano “han tirado los muertos y la basura desde tiempos inmemoriales".