Último episodio en Corea del Sur en toda la crisis dolorosa conocida como el naufragio del Sewol. Hubo prisión para el capitán, condenado a 36 años de cárcel, pero quedó absuelto de los cargos por homicidio. El ferry, de 6.825 toneladas- el buque de la ruta desde la ciudad portuaria de Incheon hasta la isla turística de Jeju– se hundió el pasado 16 de abril.
La Fiscalía había solicitado la pena de muerte para el capitán, Lee Joon Seok, y cadena perpetua para tres tripulantes del buque. Fue uno de los quince tripulantes del Sewol acusados de abandonar el barco poco antes de su hundimiento y después de pedir a los pasajeros que permanecieran en sus camarotes.
El ferry se hundió cuando navegaba frente a la isla de Jindo, en el suroeste de Corea del Sur. El buque fue construido en Japón en 1994, con 146 metros de eslora, 22 de ancho, pesaba 6.325 toneladas y desarrollaba una capacidad máxima para 921 personas, 180 vehículos y 152 contenedores.
Paralelamente las autoridades anunciaron el fin de las operaciones de búsqueda de los todavía nueve desaparecidos del naufragio del buque. En esta tragedia murieron 304 personas. La decisión tuvo lugar después de una reunión especial de gobierno presidida por el primer ministro, Chung Hong-won.
Los trabajos de rescate, en los que han participado miles de buzos, comenzaron inmediatamente después de que se hundiera el barco el 16 de abril con 476 personas a bordo, la mayoría estudiantes de un instituto de bachillerato de Ansan, al sur de Seúl. Los equipos de rescate solo pudieron salvar a 172 personas, todas ellas en las primeras horas después del naufragio, mientras la mayoría de cadáveres se recuperaron semanas después.
El rescate del Sewol se llevó la vida de dos de los buzos que participaban en las operaciones. A finales de octubre los familiares de los nueve desaparecidos votaron en contra de reflotar la nave por 6 votos a 5, aparentemente al considerar que en el proceso podrían perderse o deteriorarse demasiado los cuerpos de sus seres queridos.
El fin de las operaciones de búsqueda de los desaparecidos del Sewol llegó antes de que el juez del Tribunal de Distrito de Gwangju anunciara la sentencia al capitán y a 14 miembros de la tripulación del ferry.
El juicio a la tripulación del buque quedó visto para sentencia el 27 de octubre. Los fiscales solicitaron la pena de muerte para el capitán, acusado de homicidio por negligencia grave. En cuanto al resto de la tripulación, la Fiscalía solicitó penas desde 15 años de cárcel hasta cadena perpetua para tres de ellos.
Según la versión de los fiscales, el capitán y los 14 tripulantes retrasaron la orden de evacuación y omitieron su deber de socorro al abandonar el ferry mientras se hundía, desatendiendo la seguridad de los pasajeros y violando de este modo la ley relativa a la seguridad marítima.
Oficialmente, con la sentencia, se cierra esta página dolorosa. Pero para las familias permanece la indignación porque el capitán confesó su gravísimos errores y el pánico que se apoderó de él para abandonar el barco a su suerte sabiendo que condenaba a muerte a la mayoría de los pasajeros.
La sentencia le considera el máximo responsable porque retrasó la orden de evacuación, no tomó las medidas oportunas cuando el barco comenzó a hundirse y luego no realizó esfuerzo alguno para rescatar a los pasajeros. La última ejecución de una sentencia de pena de muerte se produjo en 1997. Desde entonces otras sentencias se han conmutado. Es lo que salvó al capitán. El tribunal condenó a 30 años de cárcel al jefe de máquinas, 20 al primer oficial y 15 al segundo.
El dolor permanece. Fue un mazazo para Corea del Sur. La presidenta, Park Geun-Hye, tomó todas las medidas con la máxima energía. Pero no pudo aliviar el dolor de centenares de famias. Como destacó Hechos de Hoy, la trágica muerte de los estudiantes en el ferry maldito quedó como el episodio negro de lo destructivo que puede ser la falta de responsabilidad, desprecio a los demás, y coraje, dignidad y lealtad en los momentos críticos.