El terror continúa viviéndose en Nepal. Un día después del terremoto de magnitud de 7,9 grados en la escala Richter que sacudió al país, las cifras de la tragedia no paran de crecer. Las autoridades anunciaron que el seísmo que sacudió la región dejó más de 3.200 muertos, una cifra que se espera siga aumentando.

Por su parte, el gobierno hizo un llamamiento a la comunidad internacional para que se intensificase la asistencia a la región afectada. Según fuentes oficiales, el número de muertos asciende ya a 3.218 y, además hay 6.538 heridos. En las últimas horas se han producido varias réplicas, que no han sido de gran intensidad.

Esto es solo el principio porque la cifra de víctimas va a seguir subiendo a medida que los equipos de rescate lleguen durante los próximos días a las áreas montañosas más remotas afectadas por el seísmo, cuyas pésimas carreteras y pistas de arena quedaron bloqueadas por grandes desprendimientos de rocas y corrimientos de tierra.

Con el miedo en el cuerpo, decenas de miles de personas han pasado las dos últimas noches a la intemperie, soportando las bajas temperaturas e incluso luchando contra la lluvia. Con mantas y sacos de dormir, esperan al raso la llegada de la ayuda humanitaria: unos fuera de sus casas ya que fueron derribadas por el terremoto y otros porque estaban asustados a volver.

Asimismo, por si fuera poco, este domingo tuvo lugar otra réplica, de 6,7 grados, que volvió a desatar el pánico en el valle de Katmandú. En esta zona densamente poblada, donde viven unos 2,5 millones de habitantes en pueblos perdidos a los que solo llegan caminos de cabras, sus humildes casas de adobe se desplomaron como si fueran de papel, atrapando entre las ruinas a sus moradores.

Aterrorizados por las réplicas, los médicos de Katmandú tuvieron que evacuar a los enfermos y heridos de los hospitales para tratarlos al aire libre por miedo a nuevos derrumbes. Una amenaza que continuará durante los próximos días. “Como no hay manera de que uno pueda predecir la intensidad de las réplicas, la gente debe estar alerta”, recalcó una fuente.

“Tanto los hospitales públicos como los privados se han quedado sin sitio y están atendiendo a los pacientes fuera, en la calle", explicó el embajador nepalí en la India, Deep Kumar Upadhyay. Mientras el primer ministro, Sushil Koirala, vuelve del extranjero para dirigirse a la nación, el titular de Información, Minendra Rijal, declaró a la televisión india que "nuestro país se encuentra en un momento de crisis y requeriremos abundante apoyo y ayuda. Hemos lanzado un plan masivo de rescate y rehabilitación y se necesita hacer muchísimo”, pidió el Gobierno de Nepal.

Ante esta petición de auxilio de Nepal, los primeros en movilizarse fueron la India y China, que enviaron equipos. Mientras Nueva Delhi envió 258 miembros de sus Fuerzas de Respuesta a Desastres Naturales, Pekín mandó 60 efectivos con perros adiestrados para buscar supervivientes entre las ruinas.

Además de Estados Unidos, que anunció una primera partida de un millón de dólares para responder a la catástrofe, el Reino Unido, España y Noruega también están preparando el envío de ayuda humanitaria.La prioridad es llevar a Nepal comida, medicinas y plantas potabilizadoras de agua, ya que los damnificados perdieron lo poco que tenían y los hospitales están desbordados.