La alopecia, la pérdida del cabello, es algo que ha preocupado a millones de hombres desde que el primer espejo entró en un hogar.

Para remediar la calvicie los vikingos utilizaban una loción hecha a base de caca de ganso, y otras voces autorizadas como el legendario médico griego Hipócrates, señalaban que la mejor cura para la caída del pelo era aplicarse en la cabeza una mezcla de excrementos de paloma, rábano picante, comino y ortigas. Poco apetecible, la verdad.
Hay quien puede calificar la calvicie como una epidemia, y nada mejor para justificarlo que un nuevo nombre científico de resonancia como el de "alopecia androgénica" (calvicie común).

En un reportaje realizado por la BBC se asegura que anualmente y en todo el mundo, se gastan 3.135 millones de euros en intentar dar con una cura para la calvicie. Se habla de una cantidad mayor que la que se gasta en controlar la malaria (179 millones de euros al año). Pero puede que se haya enfocado mal la cuestión desde el principio, ya que hay cada vez más evidencias de que la alopecia no se trata de un defecto.

Contrariamente a la sabiduría popular, ser propenso a la caída del pelo no convierte a un hombre en ejemplo de virilidad y no está asociado a mayores niveles de testosterona.

Ahora se sabe que la calvicie es causada por un potente producto derivado de la testosterona y bautizado como dihidrotestosterona (DHT). En el útero, esta hormona juega un papel importante en el desarrollo de los genitales masculinos. En los adultos susceptibles, hace que los folículos pilosos se encojan.

Lo que diferencia a las personas con la cabeza monda y lironda es la sensibilidad de sus folículos pilosos, que se hereda de sus madres. El factor hereditario es crucial. En el momento en que alcanzan su 30 cumpleaños, entre el 25 y el 30% de los hombres sufren en algún grado pérdida de cabello.

Además, el fenómeno sucede en todo el mundo, en todos y cada uno de los grupos étnicos. Si ser calvo era tan malo, el factor evolutivo habría llevado a su desaparición.

Igualmente, hay quien sostiene que la calvicie puede ayudar a salvar vidas. El DHT es responsable del crecimiento de la glándula prostática en los bebés, así que tiene mucho sentido que también contribuya a la aparición de tumores en la edad adulta.

El cáncer de próstata y la calvicie pueden estar relacionados, y según recoge la BBC, esto se confirmó a principios de este año con el descubrimiento de que los hombres calvos son más propensos a desarrollar cáncer de próstata agresivo, responsable de unas 300.000 muertes cada año.

Pero hay un dato revelador y es que los hombres que desarrollan pérdida de cabello y calvicie antes de los 30 años tienen hasta un 45% menos probabilidades de desarrollar cáncer de próstata más adelante.

– Ver en Hechos de Hoy: La nueva diana terapéutica para revertir la agresiva obesidad