Más de 2,2 millones de personas participaron y el 81% votó sí sí. En una primera lectura, y son muchas de la jornada del 9 de noviembre (9-N) en Cataluña, Artur Mas ganó obligando a reaccionar al Gobierno de Mariano Rajoy.

La jornada tuvo también un segundo vencedor. Josep Antoni Duran Lleida votó si-no explicando su rechazo a la independencia de Cataluña de España pero expresando su respeto por esta sensibilidad que, por diversas circunstancias y responsabilidades políticas, creció desde la Transición a hoy. Duran -y son tesis recogidas por Hechos de Hoy– ha insistido en que existe un problema político que reclama una respuesta política. Si lo dudaba, Mariano Rajoy tiene la evidencia de que las respuestas no debe buscarlas en el Tribunal Constitucional ni en los jueces.

Indudablemente no fue un referéndum ni una consulta. Se trató de un movimiento de participación, de expresión de emociones y sensibilidades que no se puede menospreciar. Un error esta vez en los análisis y las respuestas tendría respuestas negativas, peligrosas, y desafortunadas para los esfuerzos de asentar una recuperación económica.

Artur Mas, tachado por sus críticos y detractores -dentro y fuera de Cataluña- de "cadáver político", recuperó credibilidad y liderazgo. Se convirtió en interlocutor. Incluso las fuerzas soberanistas que pusieron en tela de juicio su capacidad, han rectificado. Mariano Rajoy acertó también al no convertir el 9 de noviembre en el día de la ira y la crispación, con choque que hubiera pasado la peor factura.

Se abre ahora el momento crítico. Y es el asunto reflejado en la encuesta del CIS con caída en picado de Partdo Popular. Se desea el fin de esta crisis agobiante. Se exige diálogo, pacto y negociación. Ahora con todas las luces y sin posibilidad de error. Mariano Rajoy y Artur Mas están en el nuevo escenario de pasos inteligentes y audaces. La partida de ajedrez acabó con jaque mate de Artur Mas a Mariano Rajoy. La siguiente, necesariamente, tiene que ser una victoria compartida.

El presidente de la Generalitat, Artur Mas, en su primera valoración, se mostró dispuesto a"seguir sirviendo a Cataluña  para que ésta pueda decidir su futuro de forma libre y definitiva, admitiendo el carácter simbólico de la votación del 9-N aunque celebrando el éxito total.