La muerte de Prince, nuevo adiós, de forma abrupta, a un músico de extraordinario talento, una pasión que nunca cedió por la innovación, y un maestro de la estética. Una personalidad tan legendaria como la de David Bowie, una muerte que emocionó en las redes sociales por su legión de seguidores

Murió a los 57 años de edad en su casa de Paisley Park, en Minneapolis. Por diversas causas. Las secuelas de una infección pulmonar, probablemente.

Prince, Prince Roger Nelson, quería volver a emocionar. Su último proyecto buscaba romper moldes. Era el proyecto de una actuación de soledad en la que buscaba la sobriedad y la emoción, solo en el escenario, con un piano de cola. Su gira europea (Prince Spotlight: Piano & A Microphone) se frustró por los dramáticos atentados de París.  

Prince unió talento extraordinario, amor profundo a la música, y pasión por la renovación. Se buscaba así mismo, transformaba su estética de forma constante, e investigaba nuevos sonidos. En primer plano durante décadas, acuñó el sonido Minneapolis. De un amplísima carrera, dejó la cima de Purple Rain (1984).

En los numerosos hitos de su vida quedó grabada la actuación en la Super Bowl de 2007. Consagró el momento mágico de quien buscaba renovar la música popular, inspirado siempre por la personalidad de su padre, pianista de jazz. 

Reservado y excéntrico, maestro de la  guitarra, brillando como bailarín en el escenario y con una personalidad fascinante -siempre extraña y ambigua- para transmitir lo mágico de una puesta en escena en la que cuidó siempre todos los detalles.

Adiós a un maestro, icono del pop, despedida a una fascinante personalidad en el año aciago.

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