Una pugna muy abierta en el Partido Popular (PP) en el proceso inédito de unas primarias complejas donde la gran sorpresa podría estar en los escasos votantes para un partido que presumía de músculo a nivel nacional.

A la hora de la realidad, una cosa distinta es el militante, al día del pago de sus cuotas, y con plena responsabilidad y compromiso. La primera sorpresa. El partido está en vilo a la espera de que se sepa de verdad cuál es la dimensión del censo electoral en estas primarias.

El segundo debate pivota sobre la personalidad y funciones del nuevo presidente. Podría liderar el reagrupamiento del partido conservador de España que tiene dos sensibilidades bien distintas, el centro y la derecha. El talante del ganador unirá las dos tendencias o girará en uno u otro sentido. Es tema importante. Solamente Pablo Casado ha insistido en ello, en un partido con dos alas y una cohabitación estable.

El tercer foco se centra en dos decisiones. La personalidad de quien lidere al Partido Popular en el Congreso de los Diputados, el jefe de la oposición. Y, a la vez, si el nuevo presidente deja claro desde el principio que en su momento habrá una nueva votación para decidir el candidato a las próximas elecciones generales que Pedro Sánchez situó en la escena de 2020.

Por lo pronto, primera derrota de María Dolores de Cospedal. Volvió a poner sobre la mesa su apuesta de integración en el proceso de sucesión en el PP. Planteó que, tras la primera vuelta del 5 de julio, se consensúe una candidatura única. Pero no ha tenido éxito. Ningún candidato ha apoyado sus tesis.