La abogada, influencer y presentadora Inés Hernand se convirtió este lunes en la ganadora de MasterChef Celebrity 9 tras imponerse en un duelo final muy reñido y emotivo a la también influencer Marina Rivers. Fue el broche final a doce semanas de duro trabajo y rivalidad, pero también de amistad y complicidad. “A mí MasterChef Celebrity un poquito me ha cambiado la vida, en lo culinario, en lo personal, en lo afectivo… Me parece hasta sanador”, resumió la ganadora.
Emocionante duelo entre Inés y Marina
“Llegar hasta aquí no ha sido fácil para ninguna de las dos. Son las aspirantes más jóvenes de la temporada y han demostrado que, aun teniéndolo todo en sus carreras profesionales, se han tomado este reto como su máxima prioridad”, recordó el jurado. Ambas llegaron con ilusión y ganas de aprender y de vivir una experiencia nueva, pero también con pocas expectativas.
Pero al final fue Inés la que conquistó al jurado y a Dabiz Muñoz con un menú inspirado en las distintas etapas de su vida: unas patatas a la importancia deconstruidas con esferas de bacalao, yema curada y brandada; un pichón confitado a baja temperatura; y un helado de judía blanca y almendra con bizcocho de judía verde y menta. También fue muy aplaudido el menú de Marina, que rendía homenaje a su familia, compuesto por una tartaleta de pistacho con buey de mar; un cordero a baja temperatura con gel y aire de cereza; y texturas de chocolate con frambuesas y fresas.
Tras siete semanas “en el foso” enfrentándose a las pruebas de eliminación y liderando las cocinas cinco veces como capitana, Inés Hernand se hizo con el trofeo y donó los 75.000 euros del premio a la Fundación Ared, dedicada a la integración social de personas en alto riesgo de vulnerabilidad, mayoritariamente mujeres, fomentando su autonomía a través de la formación y el acompañamiento integral. Además, las duelistas disfrutarán de un curso en la Facultad de Gastronomía del Basque Culinary Center, en San Sebastián, de un fin de semana, al que podrán acudir con un acompañante.
La creación más reivindicativa de Inés Hernand
Mil y una vidas fue el nombre escogido por Inés para bautizar su menú, porque “la vida no es a la carta, pero sí podemos aprender a disfrutar el camino de lo que nos toque”, como explicó. Arrancó el servicio con un entrante de patatas a la importancia deconstruidas, dedicado a todas las abuelas fuertes y resilientes. Cuando sus padres no estaban, siempre tuvo a su abuela y fue ella quien le enseñó todo. El plato gustó a los jueces y al chef invitado, aunque echaron en falta que las patatas embebieran el caldo. “Me parece impresionante cocinar desde un amor tan profundo. A mí el plato me encanta. Es un plato bonito, equilibrado, pero no son unas patatas a la importancia”, dictó Dabiz Muñoz.
El principal, Sacando la patita, era unas pechugas de pichón confitada a baja temperatura con shichimi togarashi, un puré de nuez pecana y ajo negro, una emulsión de berenjena y manzana y una ensalada de hinojo. Con este plato, Inés reivindicó la “búsqueda de la identidad” e hizo apología de la cultura del esfuerzo, porque gracias a ello se dedica a lo que le gusta. Un “platazo” para los jueces, que “podría estar en un buen restaurante”.
Por último, sorprendió con Zona de confort, un postre dedicado a su “familia elegida”, sus amigos, con un helado de judía blanca y almendra, bizcocho de judía verde y menta, gelatina de lichi, cristal de isomalt y sopa de cereza fría. “Es un llamamiento para celebrar la vida” y a “despojarse de muchos prejuicios”, explicó. Pepe Rodríguez exclamó: “se te ha ido la olla con este postre”, porque pensaba que sería “incapaz de hacer bien esa combinación de ingredientes y ha salido airosa”. “Es de los platos más inteligentes que hemos tomado en mucho tiempo”, dijeron. “Es la mejor forma para cerrar un menú increíble de alguien que demuestra inteligencia, afán de superación y chispa”, le dio la enhorabuena Muñoz. “Para mí, que se entienda que lo que triunfa es la diversidad es el mensaje que quería dar. Este es un mundo muy grande que tiene que ser plural y diverso”, afirmó Inés.
Buey de mar, cordero y cereza, los sabores de la familia de Marina
En segunda posición se quedó la creadora de contenido Marina Rivers, que con 21 años es la celebrity más joven de MasterChef Celebrity. Se ha dejado la piel mientras se sacaba el curso, porque compaginó la competición con su doble grado en Economía y Derecho. Llegó dispuesta a romper prejuicios y a demostrar que puede conseguir lo que se proponga.
En el duelo final, dedicó a su madre y a su familia materna su entrante Navidad, una crema de carabineros con tartaleta de pistacho rellena de una mahonesa con carne de buey de mar, unas huevas de trucha y gel de carabineros. Un plato que llegó a “flipar” al chef invitado. El plato principal Riverita, por su padre, era un cordero asado a baja temperatura con gel y aire de cerezas, esferas y tejas de almendra con cereza. Pepe Rodríguez comentó que el cordero estaba de 10, aunque no le gustó tanto el acompañamiento de las cerezas, en recuerdo a su abuelo.
Su postre, 21 veranos tenía crumble de cacao, bizcocho de sifón de chocolate, frambuesas nitro, fresas en crudo, culí de fresa y cristal de isomalt. Marina presentó el postre deconstruido para representar las críticas y el acoso recibido en redes. “Perdí el miedo a las oleadas de haters hace unos meses, y volvía a alzar la voz, a decir lo que pensaba y a hacer el contenido que me gustaba. Creo que todos tenemos algo importante que decir y este postre grita muchas cosas sobre mí”, explicó.
A lo que Dabiz Muñoz añadió: “Las personas somos libres y podemos expresarnos con educación y convencimiento, independientemente de lo que piensen los demás. No sé en qué momento, como sociedad, hemos naturalizado que alguien, por ser conocido, deba aguantar según qué cosas a través de las redes sociales. Todos somos personas y a todos nos afectan según qué cosas. Te animo a que nunca más dejes volver ese sentimiento y que seas fuerte”, dijo dándole la enhorabuena por su trabajo.