Ya son cinco las entregas de la saga La era del hielo. Pasaron 14 años desde que se estrenó la primera parte. Una película con un humor desternillante que mostraba a tres animales de diferente especie que debían cuidar a un bebé humano. Con el paso del tiempo llegaron las nuevas entregas. Los humanos fueron borrados de la saga y la familia de animales creció con cada nueva película, siempre enfrentándose a algún desastre natural.

En paralelo, en cada aventura se muestra la individual lucha de Scrat, una ardilla prehistórica. En su afán de conservar su bellota va dando origen a cada uno de los desastres que Sid, Many, Diego y los demás animales deberán padecer y en esta quinta entrega no es la excepción.

Scrat entra por casualidad a una nave espacial que estaba enterrada en la nieve. En su obsesiva persecución de su bellota activa por accidente la nave y sale al espacio exterior. Provocará la formación de la galaxia, de cada uno de sus planetas y además desviará un meteorito con dirección a la Tierra.

En la Tierra, Many y Ellie deben lidiar con el novio de su hija Morita y su inminente boda, siempre acompañados por Diego y Sid. Descubren que un meteorito impactará en cuestión de días. Pero se encontrarán de nuevo con la comadreja Buck quien echará a andar un plan para desviar el meteorito. Lo cierto es que a esta altura la saga empieza a padecer cierto agotamiento. La historia que se cuenta es casi siempre la misma. El exceso de personajes hace que los tres que eran los protagonistas queden relegados como meras comparsas.

Después de conocerse con el thriller de acción 2 conejos (2 coelhos), el director brasileño Afonso Poyart desembarca en Hollywood con un film bastante genérico que mezcla lo policiaco y el drama. Dos agentes del FBI (Jeffrey Dean Morgan y Abbie Cornish), están a la caza de un asesino serial que mata a sus víctimas de manera piadosa. Y ante la imposibilidad de seguirle la pista recurren a un exmédico retirado que posee poderes psíquicos llamado John Clancy (Anthony Hopkins).

Clancy, derrumbado y quien vive recluido desde la muerte de hija, deberá ordenas las imágenes que van apareciendo en su cabeza para dar con el asesino. Un tipo que también posee poderes psíquicos y que parece estar un par de pasos por delante.

Aunque en un principio, todos los elementos de Solance parecen dirigir la trama hacia algo muy parecido al film más emblemático de Antonhy Hopkins, El silencio de los corderos, afortunadamente la acción se encamina hacia otro sitio. Y aunque nunca consigue tener vuelo propio, logra atrapar al espectador.
 
Presentando el clásico juego del gato y el ratón, la película se enfrenta a su momento más serio a los dilemas morales que justifican el accionar del asesino serial, siendo esto la parte más interesante del filme. Aunque dicha reflexión termina diluyéndose entre los muchos flashbacks y flashforwards del personaje de Hopkins.

Anthony Hopkins, Colin Farrell, Jeffrey Dean Morgan, Abbie Cornish, Xander Berkeley, Janine Turner, Marley Shelton y Kenny Johnson son los protagonistas de Premonición.

600 millas es una cinta que durante un tiempo estuvo sonando en el transcurso del año en distintas galas sobre premios. En su estreno en el Festival de Berlín consiguió el premio a la mejor primera película. Se trata de la ópera prima de Gabriel Ripstein, hijo del reconocido director mexicano Arturo Ripstein.

Escrita y dirigida por Gabriel, el filme cuenta la historia de Arnulfo Rubio, un joven de Sinaloa implicado en el negocio del tráfico de armas de Estados Unidos a México. La película se inicia justo cuando Arnulfo se encuentra en una tienda de armas de Estados Unidos con otro joven amigo norteamericano.

A partir de ahí la película tomará el formato de una road movie donde captor y secuestrado irán tejiendo una historia de falsas complicidades. Un juego donde un inmaduro Arnulfo y un manipulador Hank intentarán demostrarle al otro quien tiene el control de la situación. Un relato que apela al realismo ayudado por el excelso trabajo de Alain Marcoen, habitual fotógrafo de los hermanos Dardenne.

Tim Roth, Kristyan Ferrer, Harrison Thomas, Noé Hernández, Armando Hernández y Mónica del Carmen son sus protagonistas.

The Duke of Burgundy, de Peter Strickland, es un drama psicológico y romántico que toma como base la relación sexual de dos mujeres. Estudian las polillas y las mariposas y practican el sadomasoquismo, aunque con distintos puntos de vista sobre los límites de esta práctica.

Un ritmo lento y sensual, y una trama tan extraña y perturbadora como atrayente, dan forma a un film que se adentra en el sadomasoquismo. Su director Peter Strickland, acierta en lo que propone. Y desde luego provoca reacciones encontradas. Moldea poco a poco una historia tan intensa y comprometedora que inquieta por su realismo al espectador.

Las interpretaciones, de Sidse Babett Knudsen y Chiara D´Anna son sorprendentes en su contención de sentimientos y en la frialdad de sus hechos para trasmitir al espectador en todo momento verosimilitud y convicción.

También como nota negativa, la cinta peca de exceso de lentitud y hacia la mitad del film se vuelve más carente de tensión o interés. Aunque mantiene el mismo propósito de provocar reacción en el espectador con un argumento que se va volviendo cada vez más oscuro y menos comprensible.

También cabe destacar que la narrativa es escasa pero directa y de lo más sugerente en las escuetas conversaciones entre las protagonistas.

Sidse Babett Knudsen, Chiara D'Anna, Monica Swinn, Eugenia Caruso, Eszter Tompa, Zita Kraszkó y Fatma Mohamed son sus protagonistas.

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