Un general estadounidense de 52 años, Harold J. Greene, murió en uno de los ataques más sangrientos perpetrado en la base de Camp Qargha de Kabul, durante una visita rutinaria, cuando un hombre vestido con el uniforme del ejército afgano abrió fuego e hirió también a un general alemán y dos generales afganos.
El general estadounidense fallecido es el primer oficial de alto rango que muere en combate desde 1970 y el militar de mayor rango abatido desde los atentados del 11-S en 2001. Según reveló el Pentágono, Greene era uno de los principales responsables para la transición de las operaciones de seguridad a las fuerzas afganas. En las Fuerzas Armadas desde 1980, Greene sirvió en Irak y Afganistán, país al que regresó el pasado mes de enero.
Graduado en ingeniería, Greene estaba en su primer misión en una zona de combate y trabajaba en el entrenamiento de las fuerzas afganas que se harán cargo de la seguridad del país cuando las tropas estadounidenses se retiren en 2015. Su cargo era el de subcomandante general del Comando Transitorio Combinado de Seguridad. El general estaba casado y tenía dos hijos, uno de ellos también miembro de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos.
La muerte de Greene ocurre en un momento en que Estados Unidos está retirando sus tropas de Afganistán y en que las bajas se han reducido. EE UU llegó a tener cerca 100.000 soldados en Afganistán en 2010. Ahora hay unos 32.000 y a finales de 2015 deben ser menos de 5.000.
El presidente Hamid Karsai condenó el ataque como un "acto cobarde de los enemigos de Afganistán que quieren impedir el desarrollo de instituciones fuertes en el país".