La prevalencia de zurdos en el mundo es del 10,6 %, aunque la cifra varía entre un 9,3 % y un 18,1 %, dependiendo de cómo se mida la lateralidad, según el metaanálisis ‘Human Handedness’. En cualquier caso, es una minoría de la población a la que se asocian mitos que no siempre están basados en realidades. El doctor en neurociencias Diego Redolar, subdirector de investigación de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), y la psicopedagoga Sylvie Pérez, profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, resuelven algunos de esos mitos basándose en la ciencia.
1- ¿Funciona de diferente manera el cerebro de una persona zurda y el de una persona diestra?
Se han encontrado pequeñas diferencias, pero son mínimas, afirma Diego Redolar. Como explica, en la corteza motora de una persona zurda, el hemisferio derecho tiene un peso funcional mayor que el hemisferio izquierdo. En el cerebro, el control motor lo realiza el hemisferio contralateral a la extremidad movida. “Si yo muevo la mano izquierda, quien controla el movimiento es la corteza motora derecha. Y al contrario. En este sentido, a nivel motor, las personas solemos tener una preferencia por un lado del cuerpo o el otro, y por eso hablamos de diestros o zurdos. También hay algunas personas que son bilaterales, pero es un porcentaje menor”, afirma. En este sentido, una persona zurda tiene una tendencia a usar en mayor medida o para la mayor parte de las actividades la parte izquierda del cuerpo, la extremidad superior sobre todo, a veces también la inferior, “y esto es así porque las áreas motoras predominantes son las del hemisferio derecho. En una persona diestra pasa justo lo contrario, sus áreas motoras predominantes serían las del hemisferio izquierdo”, señala el investigador de la UOC.
2- En los zurdos, ¿el área del lenguaje se encuentra en el hemisferio derecho, al contrario que en los diestros?
“Para la mayor parte de las personas diestras, el hemisferio más importante para el lenguaje es el izquierdo. Con la mayoría de los zurdos no es así”, indica Diego Redolar. Aunque continúa habiendo un porcentaje importante de zurdos donde el lenguaje está lateralizado en el hemisferio izquierdo, hay personas zurdas que tienen el lenguaje en el hemisferio derecho, y algunas que tienen el lenguaje en los dos hemisferios.
En cuanto a la implicación funcional de esta característica, el investigador explica que no se ha encontrado ninguna salvo en el caso de patologías como isquemias o accidentes cerebrovasculares. “Para el lenguaje, el hecho de ser zurdo puede ser un aspecto positivo si el lenguaje está en los dos hemisferios. Una persona diestra que tiene una lesión que afecta al hemisferio izquierdo, a las áreas del lenguaje, pierde el lenguaje por completo. Sin embargo, una persona zurda que tenga el lenguaje en los dos hemisferios, aunque la lesión afecte a uno de los dos hemisferios, el otro todavía queda, y, por tanto, la pérdida funcional, en este caso el lenguaje, suele ser menor”, afirma.
3- ¿Hay alguna explicación científica que indique por qué hay personas zurdas y personas diestras?
Existen algunas hipótesis sobre la organización del sistema nervioso y por qué hay lateralidad. La lateralidad se ha encontrado en la preferencia manual, en el lenguaje y también en las capacidades visoespaciales. El hipocampo es una estructura clave para el aprendizaje, y, en el aprendizaje espacial, el más importante es el hipocampo derecho. “En este sentido, hablamos de lateralidad, es decir, de funciones que están en un hemisferio o en otro. La explicación de esta lateralidad no la tenemos hoy en día. Lo que sí parece ser es que es un aspecto de organización del sistema nervioso”, indica Diego Redolar.
4- ¿Hay habilidades que se desarrollan antes o después en el cerebro de una persona zurda en comparación con el de una persona diestra?
Según el investigador de la UOC, no se han encontrado muchas diferencias. “Sí, hay algún estudio que habla de ciertas diferencias en el desarrollo del lenguaje en aquellas personas que lo tienen bilateral, pero son mínimas. De hecho, hay más diferencias, por ejemplo, en personas que se han criado en un entorno bilingüe, quienes tardan más en adquirir el lenguaje, pero lo hacen de una manera más marcada y lo aprenden mejor”.
Sin embargo, el contexto de la persona zurda sí puede influir en el aprendizaje de determinadas tareas, indica Sylvie Pérez. Por ejemplo, si la persona zurda vive en Oriente y aprende a escribir árabe, “lo tiene más fácil que un zurdo que aprende a escribir en castellano, porque el árabe se escribe de derecha a izquierda. Eso tiene ventajas porque la propia manera de escribir ya es limpia, ni siquiera mancha el papel”, señala la profesora de la UOC. De ahí que pueda ser posible que, a la hora de aprender a leer y escribir, una persona zurda pueda necesitar un poco más de tiempo, “pero no por eso van a ser disléxicos o a escribir mal, por ejemplo. Son algunos de los mitos que existen y hay que desterrarlos”, afirma Pérez.
5- ¿Es beneficioso obligar a un niño zurdo a aprender a escribir con la mano derecha?
La respuesta de los expertos es un no rotundo. Y la razón es que, si una persona muestra desde pequeña una preferencia manual para utilizar la mano izquierda, modificar esa preferencia significa luchar a contracorriente porque su cerebro se está organizando de esa manera, y lo más beneficioso es dejar que la preferencia se dé en función de cómo está organizado el sistema nervioso.
“Por eso se habla del ‘zurdo contrariado’, que son personas zurdas a las que han obligado a escribir, trabajar y demás tareas para las que se necesitan las manos con la derecha. La experiencia nos ha enseñado que esto sí puede generar un trastorno, porque se obliga a la persona a utilizar su mano más ‘débil’, por así decirlo, y necesitará más tiempo para todas aquellas habilidades que precisen de la coordinación oculomanual. Si mi naturaleza es que esa coordinación se decanta por la izquierda y yo me fuerzo a hacerlo con la derecha, necesitaré más tiempo y lo haré con más torpeza a la hora de aprender a automatizar un movimiento”, explica Sylvie Pérez.
6- ¿Se enseñaba antes a los zurdos a manejar la derecha porque se creía que así aprenderían mejor?
Según Sylvie Pérez, se trataba de una cuestión más cultural, social y supersticiosa. “Como el mundo está enseñado y pensado para la mayoría, y la mayoría es diestra, se optaba por intentar que la persona zurda se amoldara a la mayoría. Por eso había más trastornos de aprendizaje, más torpeza y muchísima más frustración”, explica. Pero además hay una cuestión de trasfondo religioso y supersticioso. “Por ejemplo, la Biblia dice: ‘Que tu mano izquierda no sepa lo que hace la mano derecha’. Al igual que en el mundo árabe, que cuando sirven comida y se coge del centro con la mano, no deben cogerla con la izquierda y llevársela a la boca con esa mano porque se la considera impura. Aunque hoy nos basamos más en evidencias científicas y vamos más allá de lo supersticioso, el mundo no deja de estar impregnado de cosas como estas”, advierte la psicopedagoga.
7- ¿Vivir en un mundo mayoritariamente diestro puede crear complejos?
En opinión de los expertos, el hecho de que el mundo esté pensado para la mayoría diestra puede hacer que una persona zurda se sienta diferente y viva esa diferencia como algo negativo. “La sociedad te puede llegar a discapacitar. Si quieres cortar con unas tijeras y no tienes unas tijeras para una persona zurda, seguramente no cortarás bien, o cortarás peor que los demás. Eso te puede generar una frustración o un sentimiento de impotencia o un sentimiento constante de inferioridad”, señala Sylvie Pérez. Al igual que puede crear cierto malestar el hecho de tener que anticipar que vas a necesitar una silla de zurdos para un examen, por ejemplo. “Todo eso te puede condicionar. Pero, sabiéndolo, se puede trabajar esa autoestima en caso de que se vea afectada”, afirma.
8- ¿Un niño muestra si es zurdo o diestro desde el nacimiento?
La profesora de la UOC afirma que, aunque hay niños que tienen definida su lateralidad prácticamente desde que nacen, en la mayoría tarda unos años en mostrarse, porque los bebés van explorando. Por eso lo ideal es dejarles su tiempo, observar y ayudar sin imponerles nada. “Lo recomendable es anticiparse como padres e ir encontrando las estrategias. Verán que su hijo tiende a coger las cosas con una de las dos manos, o a subir las escaleras poniendo primero el pie derecho o el izquierdo, o a llevarse un caleidoscopio siempre al mismo ojo”, explica. “En caso de que se vea que es zurdo, lo ideal es, si hay posibilidad de productos para zurdos, comprar esa opción, como las tijeras. Y donde no haya esa posibilidad, enseñar con más paciencia para que lo pueda hacer y que esa diferencia sea vivida con positividad. Vivimos en un mundo muy homogéneo, y cualquier diferencia hoy en día es difícil de gestionar”, afirma.