El rastro que deja una persona tras su fallecimiento es ahora mayor, si cabe, con las nuevas tecnologías y las redes sociales. Cada vez son más las empresas que se han dado cuenta del nuevo nicho que suponen las redes sociales de los fallecidos. Así unas se encargan de ´salvaguardar´ la huella digital que deja un difunto y otras rinden homenaje a los que han abandonado el mundo de los vivos.
Compañías del sector funerario han dado con un nuevo nicho de negocio basado, en muchas ocasiones, en borrar la huella digital o ese rastro en red que dejan los difuntos. Mientras una parte del sector mira hacia esta nueva posibilidad que abre el mundo 2.0, otra, busca abrir un nuevo espacio en la red dedicado a los fallecidos, buscando perfiles como si de un Facebook se tratara, exclusivamente para ellos.
Esta es la razón por la que la polifacética actriz y escritora Ana Diosdado, fallecida el pasado 5 de octubre, ya cuenta con un perfil póstumo en la red social Rememori, donde decenas de internautas han mostrado sus condolencias por su pérdida. Esta red cambia los habituales emoticonos de las redes sociales contemporáneas por ramos de flores que pueden ser customizados por los usuarios, así como encender velas online para rendir culto a la dramaturga.
Uno de los atractivos de esta web es que cualquiera puede crear uno de estos perfiles, el único requisito es que la persona representada en él ya no esté viva. De esta manera, un difunto podría abandonar digitalmente el mundo de las redes convencionales o para vivos como Facebook para sumergirse en este otro, el de las redes sociales para los muertos.
Las funerarias también han ampliado sus servicios, como es el caso de la compañía de servicios funerarios Mémora, que hasta hace bien poco tan sólo se dedicaba a organizar todo lo relativo a las gestiones del fallecimiento y que, desde hace poco, incorpora a su cartera de servicios la posibilidad de acabar con el rastro digital de los que dejan la vida terrenal y que, sin embargo, siguen "vivos" de alguna manera en la red.
En el caso de Facebook, esta red social no ha querido dejar sin explorar esta nueva faceta de la red, por lo que permite la creación de "cuentas conmemorativas" que, según explican, "proporcionan un lugar para que amigos y familiares se reúnan y compartan recuerdos de un ser querido que haya fallecido". En este sentido, aclaran en su propio portal que nadie puede iniciar sesión con este perfil, lo que proporciona seguridad.
Si lo que se quiere es acabar con el perfil de una persona fallecida, Facebook pide que quien realice la solicitud sea un familiar directo, e incluye como requisito adjuntar en un formulario un documento que sirva como prueba de que la persona correspondiente al perfil que se pretende eliminar ha fallecido. En definitiva, cuentas que se cierran y otras que se abren, dependiendo, claro está, de la voluntad de los vivos.