La epidemia del sida apareció en Kinshasa, capital de la actual República Democrática del Congo, alrededor de 1920. Se extendió en ferrocarril a otras regiones de África a lo largo de las dos décadas siguientes. Y hacia 1964 viajó a Haití, desde donde voló a Estados Unidos, para llegar después hasta todos los rincones habitados del planeta.
Esta historia totalmente interesante se encuentra en la revista Science, y dicha publicación se encarga de revelar cómo los cambios sociales que el colonialismo europeo introdujo en África crearon las condiciones adecuadas para que el sida se convirtiera en pandemia.
Asimismo, si no fuera por la red de ferrocarril que Bélgica construyó para llevarse diamantes y otros minerales por el crecimiento urbano de Kinshasa, por el cambio de hábitos sexuales con un aumento de la prostitución y por el uso de jeringuillas sin esterilizar en centros de salud, el VIH no se hubiera extendido por todo el mundo e infectado a 75 millones de personas hasta la fecha.
“Una combinación de factores en Kinshasa al principio del siglo XX creó una tormenta perfecta para la emergencia del VIH, lo que llevó a una epidemia generalizada con una inercia imparable que se extendió por África subsahariana”, explicó en un comunicado Oliver Pybus, biólogo evolutivo de la Universidad de Oxford (Reino Unido).
La llegada de la transmisión de un virus de inmunodeficiencia de simio (VIS) a la especie humana se remonta a principios del siglo XX. Probablemente ocurrió en el sureste de Camerún ya que suelen ser donde los virus de los chimpancés más se parecen genéticamente al VIH humano.
El contagio afectó probablemente al cazador que capturó el simio, o tal vez quienes lo manipularon después o se lo comieron. Asimismo, explican que no es la primera vez que ocurría ya que existen otros doce episodios documentados de contagio de VIS a personas. Pero aquel virus de Camerún consiguió llegar hasta Kinshasa.
En la misma investigación se analizaron genéticamente 824 muestras de VIH de distintos países de África subsahariana. Asimismo, a partir de las diferencias entre ellas, y de la fecha y el lugar donde se obtuvieron las muestras, se pudo reconstruir el árbol filogenético del virus del Sida.
En 1937 había llegado a Lubumbashi, capital minera del sur del país, a través de una línea de ferrocarril que entonces transportaba a cerca de medio millón de pasajeros al año. En 1939 estaba también en Mbuji-Mayi, el segundo mayor centro de producción de diamantes del mundo.
En esa misma época se documentó un aumento de los clientes de la prostitución en Kinshasa, así como un aumento de los contagios de hepatitis por el uso de jeringuillas mal esterilizadas. También en esa misma época regresaron a Haití miles de hombres que habían ido a trabajar a África, uno de los cuales era portador del virus que sembró el sida en América.