Suspensión del SuperClásico River Plate frente a Boca Juniors. Fracaso en la gestión de los presidentes de Boca Juniors, Daniel Angelici; River Plate, Rodolfo D´Onofrio; y Conmebol (Confederación Sudamericana de Fútbol), Alejandro Domínguez.
El foco se extiene más allá del fútbol y el deporte. El periodista, escritor e historiador Martín Caparrós arrojó luz en el Legacy Media The New York Times sobre el doble golpe a la ciudad de Buenos Aires y a Argentina.
Martín Caparros lamentó que la Superfinal "iba a servir para demostrar que somos capaces de hacer algo bien, y demostramos lo contrario: no conseguimos organizar siquiera dos partidos de fútbol".
Antes de la cumbre del Grupo de los Veinte (G20) en Buenos Aires, y bajo el título de Un país dañado, Martín Caparrós recordó primero la inundación del estadio de Boca Juniors y las explicaciones que hablaban de "un imprevisto, lo incalculable", en referencia a las fuertes lluvias de aquel día.
Aseguró que tras lo sucedido el sábado 24 ya "no quedan excusas". "El fútbol argentino es un desastre hace ya mucho tiempo. Sus instituciones son un chiste. Mafias lo dominan, negocios sucios lo manejan, la inepcia cubre todo: no son capaces, siquiera, de montar un partido".
"La FIFA tiene 211 países afiliados. Hay 210 que son capaces de organizar partidos con hinchadas visitantes; hay uno que no -solo uno que no- y se llama Argentina".
Recordó que, hace pocos días, el presidente Mauricio Macri tuvo "un ataque de entusiasmo" cuando "se levantó con una idea y dijo que estos dos partidos debían jugarse con público visitante y, sin reflexiones ni consultas, lo anunció. Sus ministros tuvieron que salir a respaldarlo y a pensar cómo hacerlo; dos días después, los presidentes de los dos clubes les dijeron que ni en broma y todo quedó en nada: un presidente que habla antes de pensar; que manda y, como manda tonterías, no se le hace caso".
"Hay suficiente cantidad de argentinos que creen que apedrear futbolistas es una buena idea". Y mostró como ejemplo una de las tristes imágenes que se viralizaron. "Se corresponden con esa madre -cuya imagen apareció en los diarios–-que decidió que la mejor manera de meter en la cancha una docena de bengalas era atarlas alrededor del cuerpo de su hijita".
Lamentó que la pasión por el fútbol en Argentina termine cruzando una raya. "Esa forma propia de sentir el fútbol consiste en volverlo un drama merecedor de cualquier violencia, de cualquier sacrificio".
"Sería bueno encontrar una manera de disfrutar del fútbol sin convertirlo en esa falsa cuestión de vida o muerte; hay muchas cosas por las que vale la pena pelear en serio, y el fútbol no es una de ellas. Pero no las encontramos porque no queremos buscarlas. Seguir así, 'dando la vida por los colores', nos permite creer que somos originales, diferentes, más intensos, más vivos. No que, en lugar de dedicar los esfuerzos importantes a las cosas importantes, los desperdiciamos en estas tonterías. El fútbol es un juego; si alguien se cree que no lo es, se vuelve un gran engaño", escribe Martín Caparrós.
Recordó que "sigue habiendo un tercio de pobres, 45 por ciento de inflación anual, cada vez menos educación, cada vez menos esperanzas".
Subrayó que Argentina perdió una oportunidad para brindar otra imagen ante el mundo. "Este partido parecía la ocasión de mostrar otra cosa. No pudieron. Hoy el mundo vio cómo está la Argentina. Ojalá sirva para algo", sentenció Martín Caparrós.