Málaga acoge este Jueves Santo uno de los pasos más esperados de las procesiones de la Semana Santa en la ciudad. Los legionarios son los encargados de trasladar por las calles de la capital al Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Ánimas -más conocido como el Cristo de Mena– y a Nuestra Señora de la Soledad Coronada, hasta llegar a la iglesia de Santo Domingo.
El buque Contramaestre Casado de la Armada ha atracado por segundo año consecutivo en el muelle Adosado al Dique de Levante, situado junto a la antigua Casa de Botes donde las autoridades y representantes de la Congregación han dado la bienvenida a la compañía de honores del Tercio Duque de Alba, II de La Legión, con sede en Ceuta.
El desembarco en el Puerto de Málaga ha arrancado puntual, y al tiempo que desembarcaban, los legionarios han entonado la canción de El Novio de la Muerte. Una vez en tierra, se ha podido escuchar el himno de España y el jefe del Estado Mayor del Ejército ha pasado revista a las tropas.
La imagen del cristo crucificado es obra de Francisco Palma Burgos, pero inspirada en la de Pedro de Mena. Tiene un peso de más de dos toneladas ylo transportan 250 legionarios. Nuestra Señora de la Soledad, tallada en el siglo XVII por Antonio del Castillo y pesa 4.200 kilos y es llevada por 255 personas.
Este año el itinerario de esta procesión se ha modificado con respecto a 2022. Arranca en el Muelle Adosado al Dique de Levante, seguirá por Muelle Uno, Muelle 2-Palmeral de las Sorpresas, Plaza de la Marina, Alameda Principal, Puente de Tetuán, avenida de Andalucía, Nazareno del Paso, plaza de Lola Carrera, Cerezuela, plaza de La Legión Española, hasta llegar a la plaza Fray Alonso de Santo Tomás.
Letra y música del Novio de la muerte
El conocido popularmente como himno de la Legión no es el oficial, sino un cuplé del los años veinte del siglo pasado:
Nadie en el Tercio sabía
quien era aquel legionario
tan audaz y temerario
que a la Legión se alistó.
Nadie sabía su historia,
más la Legión suponía
que un gran dolor le mordía
como un lobo, el corazón.
Más si alguno quien era le preguntaba
con dolor y rudeza le contestaba:
Soy un hombre a quien la suerte
hirió con zarpa de fiera;
Soy un novio de la muerte
que va a unirse en lazo fuerte
con tal leal compañera.
Cuando más rudo era el fuego
y la pelea más fiera
defendiendo su Bandera
el legionario avanzó.
Y sin temer al empuje
del enemigo exaltado,
supo morir como un bravo
y la enseña rescató.
Y al regar con su sangre la tierra ardiente,
murmuró el legionario con voz doliente:
Soy un hombre a quien la suerte
hirió con zarpa de fiera;
soy un novio de la muerte
que va a unirse en lazo fuerte
con tal leal compañera.
Cuando, al fin le recogieron,
entre su pecho encontraron
una carta y un retrato
de una divina mujer.
Y aquella carta decía:
“…si algún día Dios te llama
para mi un puesto reclama
que buscarte pronto iré”.
Y en el último beso que le enviaba
su postrer despedida le consagraba.
Por ir a tu lado a verte
mi más leal compañera,
me hice novio de la muerte,
la estreché con lazo fuerte
y su amor fue mi ¡Bandera!
La procesión del Cristo de la Buena Muerte (2022)