Batir con unas varillas las yemas de huevo con el azúcar. Cuando la crema triplique su volumen se espolvorea con harina tamizada y se incorpora el zumo de mandarina. Mazclar batiendo ligeramente con las varillas.

Ecjar la crema en un cazo y poner al fuego a baja temperatura removiendo continuamente hasta que se espese, sin llegar a hervir para que el huevo no cuaje.

Verter la crema en un bol y rallar por encima finamente la piel de una mandarina previamente lavada.

Colocar el bol con la crema sobre un recipiente con hielo y agua y remover hasta que se enfríe. Semimontar la nata con 2 cucharadas de azúcar y la mezclar con cuidado con la crema.

Repartir en copas y meter en la nevera durante unas 8 horas o toda la noche. Pelar y separar los gajos de la mandarina restante eliminando todas las pieles blancas.

Decorar las copas con otro poco de ralladura de piel de mandarina, unos gajos de mandarina y unos fideos de chocolate.