El pie, como sistema de soporte, es una de las partes del cuerpo que más sufren los problemas musculares asociados a los estados de estrés o ansiedad. Así lo confirmaron varios expertos durante el 45 Congreso Nacional de Podología, que se celebra en Sevilla.
"El estrés y otros estados emocionales, como la ansiedad o la depresión, provocan una serie de cambios posturales que acaban afectando al pie porque es el que actúa como sistema de adaptación a esos cambios", explicó el presidente de la Asociación Europea de Podología Integrativa (AEPI), Fernando Ares.
De hecho, aseguran que muchas personas sufren patologías del pie como consecuencia de un trastorno emocional, lo que les provoca alteraciones en la postura y el movimiento. Un hecho que, tal y como explicó el experto, se refleja en los pies debido a que son los responsables de compensar los desequilibrios y la falta de energía provocada por esos cambios.
Por todo ello, al final de todo el proceso, es el pie el que, como sistema de soporte, pierde capacidad de adaptación a esa nueva situación y genera una "fuerte retracción" de la musculatura postural para intentar estabilizar la carga corporal, con el consiguiente cansancio de piernas y dolor de pies.
Además, se contrae la musculatura, lo que implica menos capacidad de gasto energético, disminución de oxígeno y de ciertos nutrientes y sensación de fatiga. La consecuencia es, en la mayoría de ocasiones, dolor e inflamación e incluso, con el tiempo, cambios morfológicos o roturas fibrilares. Poder frenar la inflamación con medicamentos que modulen la respuesta inflamatoria de manera natural es clave en la curación", explicó el experto.
Asimismo, el especialista comentó que la medicina biorreguladora cuenta con tratamientos que han demostrado su eficacia en el dolor y la inflamación, sin efectos secundarios. Los medicamentos biorreguladores pueden ayudar, en el caso de los pies, a drenar y detoxificar las células en las que se han acumulado toxinas producidas por el estrés oxidativo, y reducir la inflamación.
"Cuando nos encontramos ante una descompensación postural como la producida por el estrés, el desequilibrio mecánico es absorbido en su mayor parte al final de la cadena, es decir, en el pie. Si la presión mecánica supera la capacidad de compensación, aparece la lesión, primero muscular y, posteriormente, la articular, que es lo que ocurre a menudo en el deporte intenso. Si esa situación se cronifica, como ocurre en trastornos emocionales, eso puede conducir a la deformación osteoarticular y al proceso degenerativo", zanjó.