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EL CASO ERIC GARNER

Crisis en Nueva York entre Policía y Bill de Blasio por el asesinato de dos agentes

"Las vidas de los negros importan", las movilizaciones a través de Facebook para protestar en centros comerciales -como el Mall of America de Minneapolis-. En Nueva York, máxima tensión.

Hechosdehoy / Ignacio R. Ferreira
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Bill Clinton, en confesiones a Jorge Ramos en Fusión TV, mostró su pesar por la violencia policial, el racismo y la muerte de Eric Garner, un negro desarmado que murió después de que un oficial de la Policía le aplicará una llave asfixiante.

"Estaba haciendo algo que no debió. Eso era ilegal. Estaba vendiendo cigarrillos libres de impuestos en la calle en pequeños volúmenes, tratando de hacer un poco de dinero extra. Pero no merecía morir por eso", dijo Bill Clinton. La muerte de Eric Garner y la decisión del Gran Jurado de no acusar al agente que lo mató, provocó protestas en todo Estados Unidos. El caso dio un giro aún más dramático con el asesinato a quemarropa de dos agentes, en ataque contra la Policía de Nueva York.

Con dolor, desde Hawai, Barack Obama condenó estos asesinatos. El presidente dijo que no puede existir ningún tipo de justificación. Enfatizó que los agentes ponen en peligro su propia seguridad para servir y proteger a las comunidades, y se merecen el respeto y la gratitud. En días además de vísperas de la Navidad, Barack Obama pidió a los estadounidenses que rechacen la violencia y las palabras que hieren.

En Nueva York todos los datos que se van conociendo de la muerte de los dos agentes están generando un ambiente de crisis. Antes de disparar, el agresor había anunciado en Internet que pensaba disparar a dos "cerdos" en represalia por la muerte de Eric Garner. Tras su ataque a la Policía se suicidó. Lo sucedido ha crispado la relación entre los sindicatos policiales y el alcalde, Bill de Blasio.

El terrible sucesos se produjo a primera hora de la tarde en el cruce de dos avenidas llenas de comercios y muy concurridas, Myrtle y Tompkins. El agresor se acercó hasta el coche patrulla y disparó a quemarropa a los agentes Wenjian Liu y Rafael Ramos. Fueron varios tiros a la cabeza y luego la espalda al desplomarse ambos. El autor de los disparos, el negro Ismaaiyl Brinsley, de 28 años, huyó a una estación de metro cercana. Allí se suicidó. Horas antes, el agresor disparó contra su exnovia y la hirió de gravedad. En su cuenta de Instagram anunció su intención. La Policía de Baltimore envió una alerta a la de Nueva York. Pero llega a la vez que los disparos. En la investigación se sabe que el agresor pertenecía a una banda de delincuentes de Baltimore conocida como Black Gorilla Family.

Estos asesinatos se producen en un momento muy sensible en Nueva York con manifestaciones continuas. En una de ellas, dos tenientes de policía fueron atacados en el puente de Brooklyn durante una protesta. El clima es de tensión, como ha destacado Hechos de Hoy. Ante estos asesinatos, además, la reacción de los dos principales sindicatos de la Policía Patrolmen’s Benevolent Association y Sergeants Benevolent Association– fue durísima.

"Las manos del alcalde gotean con nuestra sangre a causa de sus palabras, acciones y políticas que, por primera vez en muchos años, nos han convertido en un departamento en guerra. Actuaremos en consecuencia", fue la reacción de la PBA. "La sangre de dos policías ejecutados está en las manos del alcalde De Blasio. Que Dios bendiga a sus familias y que ellos descansen en paz", sentenció la SBA.

La Policía de Nueva York está dolida con el actual alcalde. Es una situación deteriorada desde que criticara la decisión del Gran Jurado de Staten Island que exculpó al oficial Daniel Pantaleo de la muerte de Eric Garner. Entonces el alcalde de Nueva York explicó que él y su mujer, la afroamericana Charlene McCray, habían tenido miedo muchas noches de que su hijo Dante se encontrara con la Policía tras compartir con sus amigos horas de ocio y diversión.de ocio.

Los sindicatos fieron implacables en su respuesta. "Nos ha dejado a los pies de los caballos, como si fuéramos una Policía a la que hay que temer". La Patrolmen’s Benevolent Association ha fijado sus líneas rojas pidiendo que el alcalde no sea invitado al funeral si un agente muere en su misión de servicio a la ciudad.

Las críticas caen sin cesar sobre Bill de Blasio. Los sindicatos policiales le acusan de haber apoyado las protestas en las que se calificaba a la Policía de asesina. También le reprochan haberse implicado en la protesta de la National Action Network del reverendo afroamericano Al Sharpton. El caso Garner ha golpeado de forma dramática a la ciudad y sus secuelas no han podido ser más trágicas. En los sindicatos policiales hay un clima de ira contenida con el alcalde. El balance sólo puede ser desolador.

Se había avanzado de forma espectacular  en la reducción histórica de la criminalidad, en no penalizar a las minorías étnicas, y en construir una nueva relación entre la Policía y la ciudadanía. Ahora todo esta escena es quebradiza en una crisis que pone a prueba a Bill de Blasio, en hora de balance de aciertos, errores y rectificaciones.

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