El sueño es una necesidad biológica esencial, pero no es estático; cambia a lo largo de la vida. En las mujeres, estos cambios pueden ser aún más pronunciados debido a las fluctuaciones hormonales que ocurren en diferentes etapas de la vida, desde la adolescencia hasta la menopausia. Entender cómo varía el sueño en cada una de estas etapas es clave para abordar los problemas de sueño específicos que pueden surgir.
El sueño en la adolescencia: sueño y desarrollo hormonal
Durante la adolescencia, las mujeres experimentan cambios hormonales significativos debido a la pubertad. Estos cambios afectan no solo el desarrollo físico, sino también los patrones de sueño. Las adolescentes tienden a necesitar más horas de sueño, alrededor de 8 a 10 horas por noche, pero a menudo sufren de retraso de fase, lo que significa que se sienten más alerta por la noche y tienen dificultad para despertarse temprano. Este desfase entre el reloj biológico y las exigencias escolares o sociales puede llevar a una privación crónica de sueño.
Edad adulta temprana: cambios en el sueño por ciclo menstrual y embarazo
En la edad adulta temprana, muchas mujeres comienzan a notar que su sueño se ve afectado por el ciclo menstrual. Los niveles fluctuantes de estrógeno y progesterona pueden provocar insomnio o alteraciones del sueño, especialmente en la fase premenstrual.
En caso de embarazo, especialmente en el tercer trimestre, el sueño se ve aún más alterado debido al aumento de la necesidad de orinar, el dolor de espalda, los movimientos fetales, reflujo, ronquido o apnea, o síndrome de piernas inquietas entre otros, lo que puede llevar a una reducción significativa en la calidad y cantidad del sueño.
Edad adulta media: sueño y perimenopausia
En la mediana edad, las mujeres suelen entrar en la perimenopausia, una etapa de transición hacia la menopausia que puede durar varios años. Durante este tiempo, los niveles de estrógeno y progesterona fluctúan drásticamente, lo que puede causar una serie de problemas de sueño.
Muchas mujeres experimentan insomnio, sofocos nocturnos y sudores nocturnos, lo que puede interrumpir el sueño y reducir la calidad del mismo. El ronquido y la apnea del sueño también se vuelven más comunes durante este período.
Menopausia y postmenopausia: cambios permanentes en el sueño
La menopausia, que suele ocurrir entre los 45 y 55 años, trae consigo una disminución permanente en los niveles hormonales, lo que puede afectar significativamente los patrones de sueño. Muchas mujeres en la postmenopausia informan de una mayor dificultad para conciliar el sueño, mantenerse dormidas o despertarse temprano.
Además, la apnea del sueño se vuelve más prevalente después de la menopausia, posiblemente debido a los cambios hormonales y al aumento de peso que puede acompañar esta etapa.
Estrategias para mejorar el sueño a lo largo de la vida
Conocer estos cambios a lo largo de la vida de la mujer es fundamental, así como contar con las herramientas para llegar al diagnóstico correcto y elegir el tratamiento más indicado para cada mujer en concreto, también teniendo en cuenta el momento de su vida en que se encuentra. También el hecho de entender cómo afectan estas etapas el sueño, las mujeres pueden adoptar estrategias efectivas para mejorar su descanso y, en última instancia, su calidad de vida.
Si experimentas problemas persistentes de sueño, te recomendamos fundamentalmente evitar normalizarlos, evitar automedicarte y solicitar valoración médica, ya que existen infinidad de tratamientos que pueden ayudarte a mejorar tu sueño, y obtener con ello una mejor salud.
(*) Clínica CISne