Expertos del Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York, en Estados Unidos, descubrieron que los pacientes con cáncer que usaban cigarros electrónicos para tratar de dejar el tabaco tenían las mismas probabilidades de dejar de fumar y el grado de dependencia a la nicotina era el mismo que el de quienes no los usaban.
Así se desprendió de los resultados que publican en la revista Cancer, de la Sociedad Americana del Cáncer, que son capaces de arrojar nuevas dudas sobre si los cigarros electrónicos tienen algún beneficio real para quienes intentan dejar de fumar.
En la investigación, dirigida por el científico Jamie Ostroff, participaron un total de 1.074 pacientes con cáncer que fumaban y que habían sido inscritos entre 2012 y 2013 en algún tipo de programa de deshabituación tabáquica. En dichos programas se ha triplicado el uso de cigarrillos electrónicos, pasando de usarse del 10,6 al 38,5% de los pacientes.
“Los autores siguieron a los fumadores que vapeaban e-cigarrillos, pero que no dejaron de fumar, pero excluyeron a aquellos fumadores que también probaron con los e-cigarrillos pero sí dejaron de fumar”, afirmaron.
“Sus resultados están en consonancia con las recientes observaciones sobre un mayor uso del e-cigarrillo en la población general: así, hemos visto que su uso entre los pacientes con cáncer que son adictos al tabaco ha aumentado en los últimos dos años”, comentó Jamie Ostroff.
Sin embargo, y pese a este mayor uso, los investigadores observaron que los usuarios de cigarrillos electrónicos o ´e-cigars´ eran más dependientes a la nicotina que los no usuarios y solían abandonar antes el programa que quienes no utilizaban estos dispositivos. Asimismo, en ellos se diagnosticaron más casos de cáncer de pulmón, cabeza o cuello.