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FRONTERAS AL ROJO

Ceuta y Melilla bajo el síndrome del asalto al Sáhara Occidental

Una oleada de inmigrantes entró en Melilla en un nuevo asalto masivo a la valla fronteriza encendiendo aún más la difícil situación de las dos ciudades autónomas.

Hechosdehoy / Arturo Vázquez
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Ceuta y Melilla se encuentran bajo máxima presión en un tema que desborda las cuestiones de orden público y seguridad y entra de lleno en el debate de los derechos humanos, la posición ante el drama de la fuga de la población subsahariana, y la seguridad de las dos únicas fronteras terrestres de Europa occidental con África.

En la madrugada del domingo a este lunes, más de un centenar de inmigrantes de origen subsahariano consiguió entrar en Melilla tras superar la valla fronteriza que separa la ciudad autónoma de Marruecos en un nuevo asalto masivo. Fue protagonizado por unos 200 inmigrantes entre los puestos fronterizos de Beni Enzar y Barrio Chino. Ceuta permanece todavía bajo el impacto del drama vivido la pasada semana, y el debate encendido al confrmarse la nueva versión de que la Guardia Civil disparó pelotas de goma, balas de fogueo y gases lacrimógenos. Nos dispararon "como a pollos" fue el testimonio adelantado por las ONG que confirmó el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. De nuevo todos los factores de un gran conflicto como apuntó Hechos de Hoy.

Se quiera o no reconocer, y los analistas sobre el terreno lo subrayan, se abre una crisis de primer orden. Ni la Guardia Civil, ni la Policía Nacional, y ni siquiera el despliegue de unidades militares pueden parar el viento histórico que sacude el norte de África, el poder de los negreros, y la convicción de las tramas criminales en amasar fortunas. Cuentan con el apoyo pleno en Marruevos y Argelia de que el camino hoy a una nueva vida pasa por Ceuta y Melilla y no por llegar en cayucos a las Islas Canarias.

En el norte y centro de África, de forma dramática, el crimen organizado domina a la vez varias pistas: el narcotráfico, la venta de armas, y el negocio de los negreros, la trata de seres humanos. Este último es el más lucrativo por el que cobran además desde un primer momento -hasta 6.000 euros por un pasaporte- y no corren ningún tipo de riesgos o reclamaciones. Marruecos, Mauritania, Nigeria y Senegal están infiltrados por las tramas de negreros como los narcos lo han logrado en el Caribe y América Central.

En las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla se vive con creciente inquietud la pérdida del miedo de los inmigrantes a lanzarse a asaltos masivos. En la memoria histórica permanece además el efecto de la marcha sobre el Sáhara Occidental. Ante la llegada masiva de cayucos sobre Canarias, y el efecto demoledor que causó en el turismo, España contó con la ayuda de la Unión Europea para cortar de raíz las acciones de los buques nodriza en altamar de los negreros (desde donde se lanzaban a veces los cayucos). 

Ahora, si no hay una acción conjunta de la Unión Europea con España y Marruecos, y se amplia a otros países de África, el escenario que se abre es de peligros, dramas y tragedia. Lo sucedido en Ceuta fue de nuevo uno de los últimos avisos de luces rojas y peligro. En Melilla, este nuevo asalto masivo lo confirma.

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