Las críticas fueron muy duras en su comparecencia ante el Comité de Reforma y Supervisión Gubernamental de la Cámara de Representantes. Por primera vez se la observó en el Congreso como la mujer con todo el poder en la Casa Blanca, al frente de los Servicios Secretos de Estados Unidos. Que es como decir, la imagen de la reputación del país.
Si doloroso fue el escándalo de las prostitutas en Cartagena de Indias, antes de la visita del presidente Barack Obama a Colombia, la gota que colmó el vaso ahora fue la localización de un individuo en el Ala Este de la Casa Blanca así como el descubrimiento de que un hombre armado con una pistola compartió ascensor con Barack Obama en Atlanta.
Este último episodio sucedió en la visita del presidente a una de las sedes de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC). El diario The Washington Post reveló que todo comenzó cuando el responsable del ascensor comenzó a sacar fotos del presidente con su teléfono inteligente. Fue despedido de inmediato. En ese momento devolvió el arma que llevaba con el escándalo con el consiguiente susto del Servicio Secreto.
En septiembre -y es el suceso que más impactó en los ambientes de Washington según informaciones recogidas por Hechos de Hoy, un veterano de la guerra de Irak logró entrar en la Casa Blanca y llegar hasta el Ala Este. Se trató de un episodio muy grave porque enpenetró tró con un cuchillo, redujo a un miembro de la seguridad y llegó hasta las mismas escoleras que conducían a las habitaciones del presidente. Fue identificado como Omar González, 42 años. El Servicio Secreto ha vivido así un episodio de película. Julia Pierson estaba al frente de la seguridad del presidente desde 2013 con más de tres décadas en la institución más exclusiva de la Casa Blanca, uno de los asuntos más tratados por Hollywood. Esta vez la ficción y la realidad volvieron a encontrarse.