Todo puede pasar en Moscú, ciudad sin ley, donde matones y mafias, cuando actúan contra la oposición a Vladimir Putin, gozan de un clima de total impunidad.

De forma inaudita, en pleno centro de Moscú, fue acribillado a tiros el carismático líder opositor Borís Nemtsov cuando paseaba, en compañía de una mujer, cerca del Kremlin junto al río Moscova. Mataron al crítico más punzante, el líder más mediático. el hombre que se había levantado contra la agresión de Rusia a Ucrania. Fue asesinado además en la víspera en Moscú de la protesta contra el matonismo ruso en Ucrania.

Conmoción en los medios opositores al presidente, en los círculos diplomáticos en Moscú y los observadores occidentales. Sorprendió la forma en la que se actuó. sin temor alguno, y sin intervención de las fuerzas de seguridad en un área de estrecha vigilancia en la capital. Quien lo hizo supo que tenía las espaldas bien cubiertas.

Sólo hubo una declaración en el Kremlin, la del secretario de prensa de Vladimir Putin, Dmitri Peskov. Dijo que el presidente había sido informado de lo ocurrido inmediatamente y que declaró que el “cruel asesinato tiene todos los indicios de haber sido encargado y tiene un carácter exclusivamente provocador”.

Borís Nemtsov, de 55 años, lideraba la marcha de la primavera contra la guerra en Ucrania. Se había convertido en el líder de la denuncia del juego sucio de Rusia en Ucrania y de los errores cometidos por Vladimir Putin desde el principio, de haber instigado de forma irresponsable una hoguera de pasiones.

Para analistas, como se apuntó a Hechos de Hoy, no es un asesinato cualquiera. En Moscú las fuerzas nacionalistas y conservadoras se han fortalecido bajo la política agresiva de Vladimir Putin. Es un asesinato despiadado que alumbra inestabilidad y graves incógnitas. Se convierte además en dramática noticia para quienes buscan asentar una paz sólida en Ucrania. Muestra el lado más cínico, salvaje y despiadado de la Rusia de Vladimir Putin y sus oscuros aliados.