Morata, mi super héroe, nos lleva al Mundial y lo celebra con una estrella 

Morata tiene estrella. De eso no hay duda. Yo soy fan de él, como futbolista y como persona. Lo pude conocer en 2013, casualmete, en el aeropuerto de Madrid. Yo iba a Bulgaria como manager de una banda de rock y él volvía de jugar un partido con la Selección Española Sub-21. Le pedimos una foto y accedió encantado. Además, preguntó largo rato a los chicos sobre su música. Me ganó, un tipo genial. Y como futbolista… ¡¡¡nos ha llevado al Mundial de Catar!!! 

Se le ha criticado mucho los goles que falla, pero nadie cuenta los que marca y las oportunidades que genera. Un delantero que solo tira una vez a puerta durante un partido y falla, sólo habrá fallado una vez. No es noticia. Pero uno que tira 15 veces, y marca dos goles, habrá fallado trece. Hala, a reirse de los goles que falló. Pero lo que me parece más valorable es que fallando tantas, siguió luchando para poder marcar. Ese es Morata. Mi luchador preferido. El que falla, y sigue batallando.

Esta semana marcó el gol que nos da la clasificación al Mundial. Sus detractores dirán que lo marcó a puerta vacía con el portero en el suelo. Rebobinen el vídeo. Un disparo de Dani Olmo a portería que rechazan el portero y el poste y ahí está él, "más sólo que la una" que diría Michael Robinson, para recoger el rechace. ¿Por qué? Porque fue el único que se preocupó de pensar que si daba en el poste, el balón caería a sus pies y se adelantó a toda la defensa sueca.

Ese es mi súper delantero. Y hay que enmarcar que para celebrarlo, sacó una estrella. Es la dedicación a Miguel Ángel, un niño de Málaga que está sufriendo una grave enfermedad y que estuvo en la concentración de La Roja en Sevilla para saludar a sus ídolos. Y Morata le dedicó tan especial momento en las vidas de los dos. Y, por estas cosas, además de ser mi súper delantero, también es mi súper héroe.

Don Benito y Villanueva de la Serena se fusionan

Una brillante idea que he defendido siempre, que parecía utópica, parece que empieza a tomar forma: la fusión de ayuntamientos. Y esto va a ocurrir con los municipios extremeños de Don Benito y de Villanueva de la Serena. Y no es que sean, precisamente, dos pueblos pequeñitos perdidos en el mapa. No. Su fusión daría lugar a un municipio con más de 60.000 habitantes. Sería la tercera población en esa comunidad autónoma, solo por detrás de las dos capitales Badajoz y Cáceres. Lo que sigue siendo un enigma es el nuevo nombre.

Como ven, es una fusión importante. Y lo es más, a mi parecer, porque puede convertirse en la primera de muchas. Ojalá. En España vivimos una epoca de exceso de instituciones. Entre el Gobierno Central, los autonómicos, los municipales y, en algunos sitios que se han "inventado" los organismos comarcales; casi somos más jefes que indios.

No puede ser que la pesada nómima en los presupuestos del estado debido a la superposición de cargos públicos sea un lastre para la economía nacional. En este país, tan disperso geográficamente donde hay poblaciones cada 15 km., no puede ser que haya tanta cantidad de concejales. La fusión de ayuntamientos genera eficacia en las gestiones. La que se producirá en Estremadura acaparará más del 10% del PIB de la provincia, con un incremento del empleo del 5%.

Hemos visto, durante esta pandemia, que la duplicidad de gestiones genera descontrol. No vayamos mas allá de las disputas entre la sanidad del estado y la de la Comunidad Madrid. Esa duplicidad de funciones ha sido más un problema que una solución. En el caso contrario, y les felicito por ello, la forma en las que todas las administraciones se han organizado las tareas para paliar los destrozos del volcán de La Palma me ha parecido admirable. Ese, ese es el camino.

Nuevos confinamientos

Países Bajos declara los contagios de covid-19 diarios más altos desde que empezó esta pandemia. Por ello, ha decidido decretar nuevos confinamietos a partir de las 18:00 horas. Los negocios no esenciales deberán cerrar a esa hora. ¿Volvemos hacia atrás? Eso parece. 

¿Las causas? Quizás nuevas cepas del virus, que las primeras vacunas que se pusieron están dejando de hacer su efecto y hay que pasar por la tercera dósis, la relajación de costumbres, el permiso para que se celebren eventos masivos, y un largo y penoso etcétera.

En Austria han pasado a confinar a los no vacunados que en ese país ascienden al 36%. No vacunados porque no quieren, por insolidarios. La incidencia acumulada en siete días por cada 100.000 es ahora de 850, la más alta desde que estalló la pandemia en 2020. Y los hospitales están al borde del colapso.

Está claro que los humanos no entendemos de recomendaciones.

A nosotros, o nos obligan o nada. Este fin de semana he podido asistir al Festival de Música WOMAD en Las Palmas de Gran Canaria. Un evento del que nos sentimos orgullosos y que echábamos mucho de menos. Por fin se hizo, con las restricciones que marca la ley, por supuesto. Pero ahí está el detalle, una cosa son las normas y otra el respeto que se haga de ellas. Bien organizados los aforos para que no hubiera masificación, bien controlada la entrada con mascarillas y sin alcohol.

Todo genial, pero empieza la música y cada cual se toma la ley a su conveniencia. Había actuaciones en las que más de la mitad del público se bajaba la mascarilla hasta la garganta o, incluso, se la guardaba en el bolsillo. Y eso que vimos a la gente de seguridad sacar a más de uno por esta razón, pero claro, sacar a más de la mitad de los asistentes no era viable, obviamente.

Y a eso voy. Creo que en España no lo hemos hecho tan mal y, a pesar de lo dura que fue la quinta ola, ya se nos ha olvidado. Y es que creo que no es tan complicado seguir las normas cuando respetas a todos, incluido a uno mismo. Los que anteponen su comodidad a la de los demás simplemente tiene una palabra: egoístas.