Sufrir una agresión sexual es una experiencia traumática que deja secuelas duraderas en las víctimas que la padecen, que sobre todo pasan por el estrés postraumático y por un sentimiento de culpa, aunque las consecuencias varían en función de la persona, la experiencia vivida y sobre todo el tipo de relación que la víctima tenía con su agresor.
Así lo explicó Elena de Marianas, psicóloga experta en violencia de género e infancia, que distinguió entre "las mujeres que son asaltadas repentinamente por la calle, que sufren sobre todo síntomas relacionados con el estrés postraumático, y las que conocían aunque sea de un rato a su agresor, que suelen castigarse con un sentimiento de culpa, porque piensan que deberían haberse dado cuenta de que no estaban tratando con una buena persona y no tendrían que haber confiado en él".
Según esta experta, esto último es algo muy común en las chicas que salen de fiesta por la noche y están un rato charlando con un chico, hasta que la convence para quedarse a solas con ella, con el pretexto por ejemplo de llevarla a casa en coche si ella no lo tiene.
"Se culpan de haberse confiado tan rápido, e incluso su entorno puede reforzar este sentimiento, aunque sea sin mala intención, al reprocharles que no hayan sabido darse cuenta de que se trataba de un violador", añadió la psicóloga.
En cuanto a la influencia que tiene el tipo de situación que la víctima ha sufrido, esta especialista afirmó que en aquellas agresiones en las que se ejerce violencia con armas se fomenta el estrés postraumático, puesto que el miedo aterra a la víctima y hace que se vea cerca de la muerte y sabe que no puede escapar. En cambio, si el violador no usa ningún arma, la víctima puede sentirse culpable, "porque cree que debería haber conseguido huir. Eso sí, en ambos casos la víctima atraviesa un calvario".
Terapia lo antes posible
Para que una persona que ha sufrido una violación empiece a retomar su vida lo antes posible, Elena de Marianas afirma que es muy importante empezar a trabajar lo antes posible. Para superar el estrés postraumático, lo primero que se hace es enseñar a las víctimas a relajarse, debido a que sienten una gran ansiedad, "y se trabaja también la terapia de bloqueo de pensamientos, de modo que consigan evitar recordar constantemente la situación que han vivido", comentó esta experta, quien resalta que algunas personas sienten pánico después al pasar por el lugar donde fueron asaltadas.
"En estos casos ponemos en marcha terapias de exposición, que consisten en que la chica vaya haciendo poco a poco aquello que le recuerda a su agresor", explicó.
Elena de Marianas indicó que es muy importante además trabajar con las personas de su entorno, de modo que no caigan en la sobreprotección, "que a la larga puede ser algo muy negativo". Asimismo, explicó que quienes rodean a la víctima tienen un papel fundamental a la hora de evitar que se autocastiguen con un sentimiento de culpa.
"Eso sí, como nunca se podrá conseguir del todo que alguien le diga a la chica alguna vez que debería haberse dado cuenta o tendría que haber hecho algo más por escapar, lo que hacemos los psicólogos es enseñarle a no entrar en la discusión, porque eso le puede hacer más daño", indicó.
Por último, Elena de Marianas señaló que aunque en la mayoría de los casos quienes sufren una violación son las mujeres, hay varones que también padecen este tipo de situaciones traumáticas.