Cuando surge la necesidad de tener que asignarle un día en el calendario a un problema social para conseguir que la sociedad sea más consciente y así hacerlo más visible para poder combatirlo, es porque está afectando de forma directa a la manera de vivir que las personas llevamos actualmente.
Una de estas problemáticas que está en el punto de mira de los gobiernos y personas de todo el mundo es el cambio climático. No hay país en el planeta que no se haya visto afectado de una forma u de otra por este proceso, pues las consecuencias están alterando el medio en el que vivimos.
Las temperaturas son más cálidas y están provocando fuertes olas de calor llegando a cobrarse la vida de muchos seres vivos e incluso conseguir la extinción de muchas especies. Las tormentas son más intensas y se están produciendo con más frecuencia huracanes más peligrosos.
Por consecuencia, a causa de las altas temperaturas, los glaciares se están derritiendo a un ritmo muy inesperado y, por eso, está aumentando el nivel del mar que está afectando a muchos territorios que, en un futuro no muy lejano, quedarán cubiertos bajo el agua.
El cambio climático se ha convertido en un tema de gran controversia en los últimos años. Desde que se creó en 1970 el conocido como Día de la Tierra, en el que participan grandes empresas como PokerStars, Iberdrola o Adidas, entre otras muchas entidades, se está intentando dar visibilidad e importancia al cambio climático, ya que se está llevando a cabo a gran velocidad y una de las causas principales es la acción del ser humano.
Aunque sea necesario tomar medidas drásticas para poder frenar este proceso catastrófico, las personas podemos adoptar algunas acciones de manera particular que pueden ayudar a su ralentización, y así adoptar nuevos hábitos y costumbres en los que poder educar a las nuevas generaciones que parecen muy implicadas en la conservación del planeta.
Dichas acciones se resumen a reciclar y tratar de consumir productos envasados en materiales biodegradables, tratar de usar el agua necesaria tanto para cocinar como para limpiar, al igual que reducir el tiempo que uno tarda en ducharse. No obstante, para ahorrar energía es importante apagar las luces que no sean necesarias, desconectar cargadores cuando ya no se usen y no dejar electrodomésticos en modo standby, para así tratar de reducir el consumo eléctrico, e invertir en bombillas de bajo consumo que duran muchos más años y consumen menos energía.
Por otra parte, en cuanto al transporte, los coches particulares son los responsables del 10% de las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera que causan efectos negativos en la salud y, para remediarlo, en muchas ciudades se están llevando a cabo muchos planes para incentivar el uso del transporte público, la bicicleta o el más actual, el patinete eléctrico. Aunque se debería de potenciar y facilitar que los ciudadanos pudieran permitirse un coche eléctrico, que es mucho más sostenible, pero sus precios siguen siendo muy elevados.
Afortunadamente, existen muchas asociaciones como Greenpeace o los Scouts, entre miles más repartidas por todo el mundo que, mediante sus acciones, están tratando de reeducar a la sociedad para que sean responsables y aprendan a cuidar la naturaleza y el medio en el que vivimos con actividades varias como reforestaciones de bosques, limpiezas de ríos y playas, mantenimiento y cuidado de animales, campañas de reducción del uso del plástico y reducir, reciclar y reutilizar. Estas son pequeñas acciones que harán posible el mantenimiento de un planeta que ahora se ve afectado por el cambio climático.
Concluyendo, todos jugamos cuando hablamos de cambio climático, todos podemos aportar nuestro granito de arena y adquirir hábitos tan lógicos que ayudarán a que nuestro planeta sea más sostenible para que en un futuro siga siendo posible la vida en él, porque no hay un plan B, y sin el planeta Tierra no hay vida.