Definitivamente, la cuestión de Grecia es asunto político de primer orden y no decisión económica. 

De forma cínica pero acertada, en visión de enfant terrible, se insiste en Bruselas que la lógica llevaría a Grecia a entrar en default (suspensión de pagos) y salir del euro. Volvería a una economía de los años cincuenta del siglo XX. Dejaría de pertenecer a los países desarrollados. Habría un varapalo aevero a los mercados en la Zona euro pero luego un rebote.

En esta crisis de montañas rusas y tiburores que muerden, Alexis Tsipras llamó a Vladimir Putin. Lo hizo varias veces. Constató que Rusia no puede socorrerle económicamente ni tampoco políticamente. Sólo celebrar la herida en la Unión Europea. El primer ministro griego, cambiando de baraja, y ocultando sus cartas, ha podido comprobar también que la relación de la República Popular China con la Zona euro es sólida con confianza por ambas partes.

En el último análisis, la sombra afilada de Albania envolvía a Grecia, y la OTAN podría dar el giro de salto estratégico optando sólo por Turquía. Los peligros ya eran evidentes. estas cuestiones anidaron en el último debate de ardor en el Parlamento en Atenas para dar luz verde a la petición del tercer rescate (ver en Hechos de Hoy, Cautela en el Eurogrupo tras los apoyos en Atenas al plan de Alexis Tsipras).

La votación salió adelante con los votos a favor de 251 diputados, mientras que 32 votaron en contra y 8 se abstuvieron. Las abstenciones fueron en su totalidad de los diputados del gubernamental Syriza como el ministro de Energía y líder de la corriente más izquierdista del partido, Panayotis Lafazanis, y la presidenta del Parlamento, Zoé Konstandopulu.

Además de la gran mayoría de Syriza (extrema izquierda) y de los diputados de su socio de Gobierno, votaron a favor Griegos Independientes (extrema derecha), Nueva Democracia (conservador), To Potami (centro) y Pasok (socialdemócrata). En cambio, Amanecer Dorado (neonazi), KKE (comunista) y dos diputados de Syriza se posicionaron en contra.

Antes de la votación, Alexis Tsipras llamó a la unidad. Afirmó que el procedimiento era necesario para que el ministro de Finanzas, Euclides Tsakalotos, tuviese el máximo apoyo de cara a obtener el mejor resultado posible. "El voto a favor de los diputados del Gobierno es el mínimo de confianza que se puede mostrar hacia el Gobierno y el primer ministro", dijo Alexis Tsipras.

El Gobierno decidió pedir al Parlamento su mandato para seguir con las conversaciones, tras enviar a los representantes de las instituciones (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) el nuevo paquete de reformas que incluye aumento de impuestos, de las cotizaciones sociales y reducciones de las pensiones.

"No quiero ocultar la verdad. El acuerdo que se debatirá en el Eurogrupo está lejos de nuestro programa", Dijo Alexis Tsipras. "Debemos admitir que lo que nos piden es difícil. Mejor que el ultimátum, pero difícil", remarcó y añadió que ahora el país tiene "por primera vez la posibilidad de hacer desaparecer la discusión sobre el grexit (la salida de Grecia del euro)".

Los líderesde Nueva Democracia, Vangelis Meimarakis, de To Potami, Stavros Theodorakis, y la líder del Pasok, Fofi Yenimatá, respaldaron en sus intervenciones al Gobierno para que logre un acuerdo, aunque sujeto a un resultado que garantice la permanencia en la Eurozona.