Felipe VI no dudó en asistir al adiós al gigante socialdemócrata, fallecido a los 93 años. Si hubiera vivido Simón Peres (Shimon Peres), expresidente de Israel y Premio Nobel de la Paz, habría estado viviendo al minuto la crisis del Partido Socialista Obrero Español (PSOE).

El adios a Simón Peres estuvo marcado por la cumbre de Jerusalén -el encuentro de líderes mundiales en el que figuró en primer plano el Rey de España– y el nacimiento del espíritu del monte Herzl. La constatación de que urge reanudar el proceso de paz en Oriente Medio, atender a las minorías y preservar a la infancia y las nuevas generaciones del estallido de odio, violencia y destrucción expandido por el terrorismo yihadista.

En el final de su vida, Peres vivió una nueva victoria, una de las más importantes. En los actos de su funeral, el primer ministro, Benjamín Netanyahu, estrechó la mano del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas. El mensaje de que lo construído no puede arrumbarse.

 Quedaron frases lapidarias. “El pueblo judío no vino a este mundo a dominar a otro pueblo. Estamos en contra de amos y esclavos”, dijo Barack Obama.

Simón Peres fue enterrado en el monte Herzl situada junto a la tumba del exprimer ministro Isaac Rabin, asesinado por un judío extremista en 1995. Simón Peres e Isaac Rabin recibieron en 1994 el premio Nobel de la Paz Oslo junto con el líder histórico palestino Yasir Arafat.

Barack Obama quiso subrayar las urgentes tareas que se abren en Oriente Medio. Si Hillary Clinton le sucede en la Casa Blanca estará a la altura de los desafíos.

El sueño de Simón Peres permanece con toda su fuerza. Es el legado llamado a expandirse, la cultura de la paz, el diálogo y la convivencia. El Rey Felipe VI quiso destacar con su presencia todo estos mensajes.

– Ver en Hechos de Hoy, Muere Simón Peres, último de los padres fundadores del Estado de Israel.