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El insomnio tenga el origen que tenga tiene cura. (Foto: frolicsomepl/Pixabay)

TOMAR "ALGO" PARA DORMIR

¿Qué se esconde detrás de las benzodiacepinas?

"Las primeras semanas noté que conciliaba el sueño en minutos, y lograba dormir a veces hasta 6 horas. Sin embargo, fui notando que la medicación ya no es efectiva, creo que estoy exactamente igual que al inicio del tratamiento.

Hechosdehoy / Clínica Cisne (*)

“Acudí a la consulta de mi doctor ya que llevaba unos meses tardando horas en conciliar el sueño, y después también me despierto varias veces a lo largo de la noche. Calculo estar durmiendo 4-5 horas cada noche, y tampoco soy capaz de dormir siesta durante el día, aunque lo intente. Mi doctor me recetó Lorazepam 1 mg 1 comprimido antes de dormir”.

“Las primeras semanas noté que conciliaba en minutos, y lograba dormir a veces hasta 6 horas, que para mi es suficiente. Sin embargo, en las semanas siguientes fui notando que la medicación ya no es efectiva, creo que estoy exactamente igual que al inicio del tratamiento. ¡De hecho estoy peor! Porque si por cualquier circunstancia no tengo el Lorazepam antes de irme a dormir me pongo extremadamente nerviosa, no puedo controlar mis pensamientos sobre lo mal que descansaré sin la medicación, ¡y con todas las cosas que tengo que hacer mañana! Por este motivo opté por aumentar la dosis a 1 comprimido y medio, y después a 2 comprimidos, y después a 2 comprimidos antes de dormir y medio comprimido más si me despertaba de madrugada, podría seguir así hasta el infinito supongo, pero además hay otro pequeño problema: odio tomar medicación para dormir y ahora creo que ya no tengo vuelta atrás”.

Tras estas palabras pueden esconderse miles de personas en nuestro país, en el cual está altamente “normalizado” tomar algo para dormir y en el que además, ante la queja de un paciente que describe insomnio, el médico dudará poco o nada en prescribirle su primer -zepam (benzodiacepina). No es malo prescribir benzodiacepinas, es malo hacerlo sin tener en cuenta qué se esconde detrás de la palabra “insomnio” y también hacerlo sin controlar y seguir cómo evolucionan los pacientes ante este tratamiento.

¿Podemos los médicos hacerlo mejor? Sinceramente, pensamos que sí. ¿Qué pasos podemos dar?

  1. Plantearnos qué hay detrás de la queja de “insomnio”. El insomnio puede tener un origen más psicológico, pero con muchísima frecuencia está relacionado con trastornos del estado de ánimo, ansiedad o depresión, enfermedades neurológicas como el síndrome de piernas inquietas o trastornos respiratorios durante el sueño, como la apnea del sueño.
  2. Debemos hacer una historia clínica detallada y dirigida a intentar conocer mejor qué tipo de insomnio padece el paciente y detectar posibles “banderas rojas”.
  3. Si no tenemos clara la causa, derivar a nuestro paciente a una consulta especializada, donde se puede considerar si es preciso hacer alguna prueba complementaria para diagnóstico. El insomnio tenga el origen que tenga tiene cura, pero sin saber su origen difícilmente podrá ser curado.
  4. Si decidimos iniciar una benzodiacepina, siempre reevaluar al paciente tras algunas semanas, tratar de limitar el tiempo de uso y asegurar la correcta toma por parta del paciente.

A nivel puramente farmacológico, las benzodiacepinas han sido clásicamente empleadas para el tratamiento de la ansiedad y del insomnio, sin embargo, tienen una serie de efectos secundarios que hace que su uso deba ser individualizado y controlado:

  • Desarrollo de tolerancia. En términos científicos esto se refiere a que, para mantener un mismo efecto sobre la persona, pasado un tiempo de su uso regular, será preciso aumentar la dosis de manera progresiva. Esto es un problema grave, ya que, en el caso del insomnio, si no tratamientos la causa subyacente, estaremos “condenando” al paciente a usar cada vez dosis mayores.
  • Depresión respiratoria. Las benzodiacepinas fomentan un mal funcionamiento del centro respiratorio del cerebro, con lo cual, en aquellas personas que estén predispuestas, pueden producir o agravar una apnea obstructiva del sueño. Algunos de estos pacientes pueden describir que su sueño es de peor calidad con el uso de un -zepam, sí, algunos podrán dormir más horas, pero eso no se traducirá en un sueño refrescante y de calidad. Además, conviene recordar que la apnea del sueño representa un factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades vasculares, como hipertensión, diabetes, infarto o ictus.
  • Accidentes o caídas. En personas vulnerables, como por ejemplo en ancianos, se ha descrito un aumento de sufrir algún tipo de accidente o caídas en relación con su consumo, con lo cual su uso debe ser limitado y controlado.

    (*) Doctoras: Irene Cano Pumarega / Celia García Malo / Sara Boi 

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