Dilma Rousseff coincidió con Francisco en que el Mundial de Brasil, la Copa del Mundo, sea ante todo una fiesta de encuentros, de reencuentro del país consigo mismo. después de protestas que estallaron con fuerza en la Copa Confederación y desde entonces no cesaron.

Daphné Cornez asumió la responsabilidad de una fiesta corta pero intensa con el eje central de los tesoros de Brasil -la naturaleza, la danza y el deporte, es decir el fútbol-. Al final, el torrente de la música, We Are One, con Jennifer López junto con Pitbull, Claudia Leitte y Olodum.

Lejos del Estadio Arena de Sao Paulo, Francisco va a vivir con atención lo que es un acontecimiento de primer orden en América Latina y para el resto del mundo. Francisco sabe bien, como buen conocedor del fútbol, que es un deporte llave por su fuerza sociológica, poder e influencia. Desea por esto que esta Copa del Mundo sea sobre todo una fiesta de la cultura del encuentro. Durante su viaje a Brasil, que recogió Hechos de Hoy, aludió a ello. Ahora, antes de la inuguración. llamó de nuevo a que se se convierta en una "fiesta de la solidaridad entre los pueblos".

En un video emitido por la televisión brasileña, leído en portugués, Francisco envió un cordial saludo a organizadores y participantes, a todos los atletas y aficionados, así como a todos los espectadores, tanto en los estadios como los que seguirán este evento deportivo por la televisión, la radio e Internet. "Mi esperanza es que, además de los días de los deportes, esta Copa del Mundo podría convertirse en el fiesta de la solidaridad entre los pueblos", dijo Francisco, quién explicó que el fútbol además de ser un juego "es al mismo tiempo una oportunidad para el diálogo, la comprensión y el enriquecimiento humano recíproco".

Para Francisco, "el deporte no es sólo una forma de entretenimiento, sino también, y sobre todo, una herramienta para comunicar valores promover el bien de la persona humana y ayudar a construir una sociedad más pacífica y fraterna". "Muchos valores y actitudes fomentadas por el fútbol se revelan importantes no sólo en el campo, sino en todos los aspectos de la vida, especialmente en la construcción de paz", destacó.

Explicó que en la práctica del deporte hay que tener tres actitudes esenciales: la necesidad de "entrenar", el "juego limpio" y el "honor entre los competidores". "El fútbol puede y debe ser una escuela para la construcción de una cultura del encuentro, que permita la paz y la armonía entre las personas", añadió. Invitó a jugar "en primer lugar por el bien del grupo y no en sí mismo" pues "para ganar se necesita para superar el individualismo, el egoísmo, todas las formas de racismo, la intolerancia y la instrumentalización de la persona humana".

"El secreto de la victoria en el campo, al igual que en la vida, es aprender a respetar al prójimo", dijo Francisco haciendo un llamamiento para que en esta Copa del Mundo nadie se sienta excluido o aislado y clamó contra la segregación y el racismo. "Qué esta Copa del Mundo transcurra con toda serenidad y tranquilidad, siempre en el respeto mutuo, la solidaridad y la fraternidad entre los hombres y las mujeres", enfatizó Francisco saludando a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, a quien le prometió sus oraciones y bendiciones.